Poco más de un mes
Se refuerza el bipartidismo y se diluyen los denominados partidos de centro. Esta podría ser la doble conclusión de la encuesta de intención de voto que este domingo publica HERALDO. Un sondeo previo a las elecciones autonómicas y municipales donde todo indica que las décimas serán cruciales y los caprichos de la ley D’Hondt, determinantes.
Unos comicios en los que ganar y gobernar serán cuestiones bien distintas y donde las mayorías se conformarán con la ayuda de los minoritarios, un condicionante que otorgará, nuevamente, a los más pequeños un protagonismo ajeno a su peso y representación. Porque si algo tiene en común esta relación de formaciones minoritarias es su deseo de resultar determinantes, de apropiarse del papel de una bisagra que desde la descomposición del PAR ha quedado abandonado. En consecuencia, en Aragón se asienta por necesidad la heredada capacidad para el pacto, una constante defendida por Javier Lambán como un atributo a lo largo de esta legislatura y con la que Jorge Azcón también ha convivido en el consistorio zaragozano. Un modelo que en permanente equilibrio pondera la necesidad y la cesión y que, además, implica para quien gobierna la amenaza de la contradicción con el socio elegido.
Tanto Lambán como Azcón han buscado laminar las diferencias en sus coaliciones. Aunque el alcalde ha tenido mayor éxito que el presidente aragonés al lograr que aquellos concejales de Ciudadanos que comenzaron con él su andadura hayan terminado por convertirse en candidatos de la lista popular, Lambán ha sabido resistir con su coalición cuatripartita.
El trazo grueso describe a un Gobierno autonómico sin demasiadas aristas hasta la precampaña. Pese a algunas tensiones como la mantenida con la parte podemita de la Consejería de Agricultura la relación entre los socios ha distado mucho de lo vivido en la anterior legislatura con Pablo Echenique.El desajuste llegó con la descomposición del PAR y con los deseos de distancia respecto del PSOE tanto de CHA como de Podemos, aquejados de una presión procedente de sus bases.
Más grave para la estabilidad del Gobierno ha sido el final del PAR. Un partido con tan escaso pegamento político que ha terminado por fracturarse en tres partes, todas irreconciliables y difícilmente reconocibles, sin que en ninguna de ellas se pueda asegurar que descansan las esencias del partido que gobernó con PSOE y PP. Víctima de sí mismo, de los ataques propios y ajenos, el PAR, tal y como describe la encuesta de la consultora A+M, ofrece un resultado incierto en un escenario donde el PP llegaría al palacio de la Aljafería como la formación con el mayor número de representantes.
Definidos por el filo de una navaja, estos comicios servirán para confirmar si la política aragonesa, que se observa como el Ohio español, sigue fiel a su estereotipo o se muestra afectada por las muchas y variadas virtualidades que expresan los matices de los nueve partidos con opciones de alcanzar un lugar en el Parlamento regional. Por mucho que se empeñen los líderes nacionales de los grandes partidos, el 28 de mayo no se celebran unas primarias. En Aragón, donde difícilmente se logrará taponar la entrada de los vientos de la política nacional, se decidirá sobre dos modelos de entender la política que arrastrará tantos matices/partidos como sean necesarios para alcanzar una mayoría.
Feliz Día de Aragón.
(Puede consultar aquí todos los podcast y artículos escritos en HERALDO por Mikel Iturbe)
