Por
  • Carmen Magallón

Pido un alto el fuego

Los bombardeos y los combates han destrozado la ciudad de Bajmut.
Los bombardeos y los combates han destrozado la ciudad de Bajmut.
Adam Tactic Group / Reuters

Contemplar inactivos la guerra, el sufrimiento de toda guerra, sigue siendo insufrible.

 En el caso de la invasión de Ucrania por la Rusia de Putin comprendemos a la población ucraniana. ¿Qué hacer si te invaden el país y te bombardean la casa? Compleja pregunta para una pacifista, inclinada a decir que hay derecho a defenderse, al tiempo que rechaza las armas y reconoce que más que respuestas tiene preguntas: ¿Por qué los líderes internacionales no lanzan constantes iniciativas para frenar el afán expansionista de Putin? ¿Por qué no se está tomando en cuenta -se publica, se otorga valor, se debate- la propuesta de un actor como China, con capacidad de influencia sobre Putin? ¿Por qué no se presiona a las partes para acordar un alto el fuego, lo que permitiría ganar tiempo y que cesaran las matanzas?

Jesús Núñez, experto en geopolítica y compañero en los estudios de paz y conflictos, escribía recientemente que la paz en Ucrania no parece cercana, pues ambos contendientes creen que tienen todavía oportunidad de lograr avances en sus posiciones territoriales. Por lo que van a seguir matándose. Este análisis nos sitúa en la descripción de la realidad bélica. Necesaria. Pero no suficiente. Siguiendo la idea del exdirector de la Unesco Federico Mayor Zaragoza de ser actores no sólo espectadores, escribamos la realidad, hagamos propuestas. Desde una voz disidente pacifista pido un alto el fuego ya. Las fronteras siempre pueden moverse, pero las vidas humanas son irrecuperables.

Carmen Magallón es presidenta de Fundación SIP y honoraria de WILPF

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