STEM al cuadrado

STEM al cuadrado
STEM al cuadrado
Fiorella Balladares

Hoy quiero dedicar este escrito a una cuestión frecuente cuando se quiere fomentar que las mujeres adquieran una mayor relevancia social, más allá de los tradicionales papeles secundarios en los que la sociedad ha tenido a bien encasillarnos. 

Como profesional de la docencia, hace tiempo que soy convocada a debates sobre la desigualdad existente entre el número de alumnas y de alumnos en algunas titulaciones universitarias, que suelen agruparse en las denominadas carreras STEM (‘Science, Technology, Engineering and Mathematics’), es decir, aquellas que rondan alrededor de las ciencias y de la tecnología.

El hecho diferencial entre matriculadas y matriculados se considera causa de que muchos puestos de trabajo de relevancia no puedan ser ocupados de forma igualitaria por la inexistencia de profesionales de mi género. La conclusión es, por tanto, que potenciar entre las chicas este tipo de estudios ayudaría a reducir la brecha de género, eso sí, pasado un tiempo adecuado para permitir que el desarrollo profesional de las nuevas tituladas ponga las cosas en su sitio. No estoy en contra de lo anterior, pero me parece la vía lenta ya que habrá, al menos, una generación de mujeres a la que solo se le pueda ofrecer resignación y paciencia.

Para evitar que la mejor solución sea el tradicional ‘el tiempo todo lo cura’, creo que se pueden adoptar medidas más activas. Una de ellas, se me ocurre, es fomentar el comportamiento STEM entre los varones. ¿Más ingenieros y tecnólogos todavía?, podrían pensar algunos. La respuesta es que he dicho comportamiento STEM, no carreras STEM. Lo que quiero decir es que para acelerar la integración de la mujer, en la medida que tiene nuestro peso demográfico (la mitad de la población), es imprescindible tener conciencia de la necesidad de que esto debe ser así. Si demasiados hombres piensan que no es necesario, si demasiadas mujeres piensan que el esfuerzo no merece la pena, no solo estaremos fiándolo todo al paso del tiempo. Lo que en realidad hacemos es seguir extendiendo la creencia de que la resignación continúa siendo una virtud y la aceptación callada de un estatus impuesto no se aleja demasiado de la esencia de nuestra existencia. Ni creo que la resignación lleve a nada positivo, ni pienso que nuestra naturaleza de mujeres nos predisponga para unos roles sociales específicos.

Para propiciar una mayor presencia de mujeres en posiciones profesionales relevantes no basta con fomentar que las chicas estudien carreras vinculadas a la ciencia y la tecnología, hace falta una actitud personal más empática por parte de hombres y mujeres

Hasta aquí, se esté o no de acuerdo conmigo, he dejado claro mi firme creencia de que son necesarias políticas activas de inclusión. ¿Cuáles? Ya he dicho que una debería ser una mayor formación en un comportamiento STEM en los hombres. Pero ¿qué es un comportamiento STEM? Como actualmente parece ser que todos los acrónimos deben estar en inglés, he querido proponer uno que sea igual en la ‘lingua franca’ internacional y en el español en el que me expreso. Comportamiento STEM no es otra cosa que actuar con mayor Sociabilidad (‘Sociability’), Ternura (‘Tenderness’), Empatía (‘Empathy’) y Magnanimidad (‘Magnanimity’) de lo que habitualmente hacen las sociedades altamente masculinizadas.

Porque ser sociable es tender al trato con las personas y disfrutar de ello, lo cual suele ser contrario a adoptar posiciones de dominancia o superioridad. Porque la ternura es el sentimiento de cariño entrañable que nos hace querer a otros, sean o no semejantes, es decir, una clara inclinación al amor. Porque empatía es la capacidad de identificarnos con los demás a la vez que compartimos sus sentimientos. Porque la magnanimidad es la grandeza de ánimo que nos permite ser generosos y huir del egoísmo. Esto, casi nada, es comportarse de forma STEM. Aunque a alguien le pueda parecer conflictivo, ¿no es así cómo una madre se comporta con sus hijos?

Si todas y todos actuáramos así, con mayor desprendimiento de lo propio y alegrándonos del bien ajeno, rechazando actitudes de caudillismo y posicionamientos hieráticos en las relaciones personales, usando el valor del afecto sin miedo a ser consideradas débiles en el ejercicio de la profesión, si lo hiciéramos, no me cabe la menor duda de que la sociedad sería mucho menos violenta. STEM debe significar más mujeres tecnólogas y más hombres conscientes.

(Puede consultar aquí todos los artículos escritos en HERALDO por Ana Isabel Elduque)

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión