Quisiera recordar en primer lugar que en los años noventa el proyecto Euradia, diseñado por la Unión Europea, trazaba una diagonal continental por el centro de Europa enlazando las ciudades de Stuttgart, Lyon y Toulouse con Zaragoza y Madrid por Benasque-Luchón. 

Proyecto que sigue siendo de actualidad para nuestra Comunidad autónoma, ya que supondría la vertebración definitiva de Aragón por su parte oriental.

Por supuesto, esta vertebración exige un enfoque medioambiental riguroso, tanto por la protección de los territorios que atraviesa en su parte central como por la necesidad y responsabilidad de cumplir con los altos estándares de la UE en esta materia; en este sentido también, se trataría de una vía de carácter exclusivamente turístico, descartándose de forma tajante otro tipo de paso.

La conexión con Toulouse enlazaría Zaragoza con la trama urbana del sur de Europa y, al ser el camino más corto entre ambas y Zaragoza, acabaría ocupando el baricentro de las interconexiones nacionales e internacionales. Además, reforzaría los lazos históricos que unen Aragón y Occitania ya desde tiempos del rey Pedro II de Aragón.

Asimismo, mentar que ambos territorios son pioneros en proyectos relacionados con la producción y uso del hidrógeno, con el potencial que ofrece como vector energético limpio y versátil; aprovechando las fortalezas de ambas regiones permitirá una transición hacia una economía sostenible y baja en carbono. Abrimos una importante vía por el centro europeo que reforzaría también los intercambios existentes entre las ciudades hermanadas de Huesca con Tarbes, de Barbastro con Saint Gaudens y de Monzón con Muret, entre muchas otras. Eje beneficioso también para Teruel, por las sinergias aeronáuticas con Toulouse. Ni que decir tiene, para la comarca de la Ribagorza y para el valle de Benasque, tradicionalmente muy aislado geográficamente y que ya vive pendiente de elaborar un plan B sostenible teniendo en cuenta el cambio climático que ya empezamos a padecer.

La nieve, el gran motor económico de la zona debe ser mimada, pero resulta imprescindible ese enlace transfronterizo que permitiría seguir viviendo en el valle y del valle; y ello estableciendo con nuestros vecinos una política medioambiental común a través de una gestión compartida que desemboque en la puesta en marcha del Parque Internacional de los Pirineos Centrales, sin alterar la estructura jurídica del Parque Posets Maladeta y de Comminges Barousse Pyrénées. Posibilitaría ampliar objetivos que no se alcanzan individualmente y, dado el carácter internacional, se beneficiaría de importantes ayudas económicas en las convocatorias europeas; ello permitiría también marcar líneas de una política turística de alta montaña en línea con la conservación de la biodiversidad, trabajar en binomio ante crisis climáticas y promocionar la naturaleza de forma conjunta para, al final, ofertar un destino turístico de calidad, una marca y un logo reconocibles dada la complementariedad de servicios entre los valles de Luchón y Benasque. Así lo recogen los numerosos estudios técnicos realizados hasta la fecha.

En resumen, esta conexión marcaría un impacto muy positivo en la accesibilidad, la economía, la conectividad y el turismo de nuestra Comunidad autónoma.