El Tuerto del Cura

Estado del observatorio de aves en la Balsa del Ojo del Cura.
Estado del observatorio de aves en la Balsa del Ojo del Cura.
Heraldo

Ala espera de que el National Geographic diga lo contrario, en el barrio de Casetas se sondea la posibilidad de haber encontrado al primer animal que duerme en cama y hace grafitis. Si bien todavía no se ha avistado al bicho, según declaran fuentes de toda solvencia; lo que sí se ha observado es el nido encamado. 

En concreto, el descubrimiento se ha producido en las instalaciones de la balsa del Ojo del Cura. En este humedal que brota de las aguas subterráneas del Ebro, y que como dato geográfico clave está cerca del campo de la U. D. Casetas, decana del fútbol aragonés; los vecinos han encontrado el nido del peculiar animal. Este consiste en dos sofás a cada extremo y un colchón tumbado a lo largo de una caseta diseñada para observar al resto de las especies que acuden a este espacio natural. De las imágenes se puede extraer la conclusión de que bebe en vasos de plástico, come pipas, toma refrescos en lata o botella de litro y medio, y desde luego el animalico no ha hecho un curso de reciclaje porque deja todo tirado por el suelo.

Otras hipótesis del avistamiento, aún en investigación, desvinculan este hallazgo de la existencia de un animal, quedándose solo con el adjetivo de salvaje, a la vista del destrozo al que se ha sometido una infraestructura que debería ser cuidada por el Ayuntamiento como paraje para convivir con la naturaleza. El aspecto, por desgracia, es todo lo contrario: un rincón pestilente que no solo imposibilita el uso del espacio para el fin que fue concebido, sino que dan ganas de dar media vuelta y no aparecer más. Como no he encontrado bibliografía científica que confirme que aves como el martín pescador, el cormorán o el ánade real sean capaces de tener arcadas, no puedo especular con la idea de que a alguno de ellos, al llegar a la balsa, no le hayan dado unas bocanadas de asco como unos padres cuando entran a un piso de estudiantes.

La dejadez institucional sobre este espacio, denunciada varias veces por la asociación de vecinos, adecentado hace poco por el colectivo ecologista del barrio, no parece ir más allá de un lavado de cara que apenas dura. Convendría darle una vuelta al asunto y en lugar de repintar, buscar más soluciones que ese maquillaje desidioso que no saca al paraje de la vergüenza. Les digo yo que Fluvi ahí no se da un baño.

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