Por
  • Gonzalo Aguado Aguarón

Agustina de Aragón en Ceuta

Agustina de Aragón falleció en Ceuta en 1857.
Agustina de Aragón falleció en Ceuta en 1857.
Wikipedia

Agustina Raimunda María Saragossa Doménech, la más famosa de las heroínas de Los Sitios de Zaragoza, recordada como Agustina de Aragón, tuvo una vida muy azarosa, digna de una serie de televisión con varias temporadas. Pero sin duda su etapa menos conocida es la de sus últimos años en Ceuta.

En 1847 Agustina tenía 61 años, vivía en Sevilla y estaba separada de su segundo marido, el doctor Juan Cobos. Al parecer los problemas conyugales tenían un origen político; Agustina se alineaba con la causa liberal, mientras que su marido fue siempre adicto a la causa carlista. El día que su hija Carlota Cobos se casó por poderes con el capitán Francisco Atienza, destinado en la administración militar de Ceuta quedó señalado el destino africano de nuestra heroína, que se mudó para vivir con la joven pareja.

Son años muy difíciles. En 1848 Europa vive una ola revolucionaria que tuvo su reflejo en España en dos alzamientos frustrados durante el gobierno de Narváez, que además ya sufría la segunda guerra carlista. El mundo estaba muy revuelto, pero en Ceuta la situación era aún peor: se pasaba hambre. La escasez de trigo obligó al ayuntamiento a buscarlo en Gibraltar para asegurar el suministro de pan. El 17 de marzo el general Ros de Olano, que llevaba apenas unos meses como capitán general de África, tuvo que declarar la plaza en estado de guerra, al haberse sublevado los suboficiales del Regimiento Fijo de Ceuta, debido a la crisis económica y de abastecimiento así como al retraso en el cobro de su sueldos.

Las cosas parecen tranquilizarse momentáneamente pero los motivos de queja seguían sin solucionarse y el 14 de mayo se reproduce la sublevación, ahora con mayor virulencia. La dirigen miembros de la clase de tropa del Regimiento y tratan de evacuar a la población y el presidio a Algeciras. El abandono de esta estratégica plaza, en un momento de tanta debilidad en España por la acumulación de conflictos, podría haber supuesto la oportunidad que estaba buscando el Reino Unido para hacerse por fin con Ceuta y controlar de forma definitiva el paso del estrecho de Gibraltar.

Los amotinados se habían hecho fuertes en la fortaleza-presidio de Hacho y costaría grandes sacrificios reducirlos por las armas. En esta situación tan crítica, y para evitar un baño de sangre, Ros de Olano necesitaba la ayuda de una heroína, un personaje que pudiera impresionar a los amotinados y al mismo tiempo que fuera capaz de entenderse con ellos. Para esta misión buscó el apoyo de nuestra famosa artillera.

Años después de Los Sitios, la más famosa de las heroínas de Zaragoza volvió
a demostrar su coraje y su carisma en una difícil situación que se vivió en Ceuta

Agustina, con 62 años, no dudó en ponerse su viejo uniforme de subteniente de infantería, y subir con el capitán general hasta la fortaleza del Hacho para negociar con los amotinados. Exigió entrar sola, sin escolta, para entrevistarse con los líderes de la revuelta. Se presentó con su natural porte ante los amotinados. Su sola presencia, con el aval de su prestigio y su discurso, bastó para que los amotinados depusieran su actitud. De esta forma se salvó la plaza de un peligro que podría haber llegado a ser muy grave. Nuestra heroína volvía a demostrar de qué pasta estaba hecha.

Podríamos concluir diciendo que Agustina no sólo se enfrentó a los franceses… sino también a amotinados (alentados por los ingleses). Pero esta historia no termina aquí, y tiene un final más triste. La situación volvió a repetirse poco después, probablemente por el incumplimiento de lo prometido por las autoridades. Agustina seguramente también se sintió traicionada por haber dado la cara sin que luego se respetara lo acordado y por tanto declinó una segunda petición. Para recuperar el orden se tuvo que armar a la población y, sofocada la revuelta, se realizaron numerosos fusilamientos entre los amotinados… El general Ros de Olano hastiado por su convulsa experiencia en Ceuta, alegando que su salud se resentía por el clima deja Ceuta ese mismo año. Agustina fallecería en su casa de la calle Soberanía Nacional (actual calle Real) de Ceuta el 29 de mayo de 1857. Sus restos descansan actualmente en la capilla de las heroínas en la parroquia del Portillo de Zaragoza.

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