jefa de Información municipal de Zaragoza en HERALDO DE ARAGÓN

Desconfiados, pesimistas, resilientes

Gente con mascarilla en una calle de Zaragoza
Gente con mascarilla en una calle de Zaragoza
Oliver Duch

De todo se aprende; de la covid, también. Nos enseñó que somos vulnerables; que un simple virus (el SARS-CoV-2) es capaz de matar a 15 millones de personas en todo el mundo y de paralizar la economía. 

No es de extrañar, por ello, que digan los sociólogos y los psicólogos que la pandemia nos ha vuelto desconfiados, pesimistas... y resilientes. Sobran los motivos para que así sea.

Nos encerramos en casa cuando nos desbordó la covid por miedo y por responsabilidad. Desconfiamos porque llegamos tarde, porque se subestimaron las alertas, que las hubo, porque pasamos meses corriendo detrás del virus que iba segando vidas. Mató lo que se preveía y mucho más, en una lucha desigual. No había mascarillas, ni guantes, ni hisopos, ni gel hidroalcohólico... Artículos baratos pasaron a ser de lujo al revelarse imprescindibles en un intento a la desesperada de salvar vidas.

Somos más pesimistas. Y no solo por la covid, que ha matado a 5.300 aragoneses y dos millones de españoles sufren secuelas al padecerlo. Tras la pandemia llegó la invasión de Ucrania y, con ella, la crisis energética, la cara cesta de la compra, el Euríbor al 3,6%. No invita al optimismo el escenario económico, y mucho menos el político.

Pero somos resilientes, aunque sea a la fuerza. Y miramos al futuro porque estamos vivos; y seguimos adelante por los que dejamos atrás; y soportamos pacientes las broncas de patio de colegio del Congreso porque no nos queda más remedio y porque solo nos escuchan una vez cada cuatro años. Y este año toca. 

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