Saltando entre universos

Michelle Yeoh en 'Todo a la vez en todas partes'
Michelle Yeoh en 'Todo a la vez en todas partes'
HA

Confieso que en mi casa, sentados ante el televisor, no fuimos capaces de terminarnos ‘Todo a la vez en todas partes’. Es posible que, a partir de cierta edad, a uno le resulte muy complicado manejar varios universos a la vez e ir saltando del uno al otro cada poco rato sin perder el hilo. 

En realidad, a partir de cierta edad, un único universo puede ser ya demasiado. Pero entiendo que otro tipo de público, más predispuesto o más entrenado, pueda entrar con facilidad en ese juego. Por increíble que parezca, esa teoría de los multiversos, de las líneas temporales que se bifurcarían constantemente haciendo realidad todos los posibles futuros, tiene una apoyatura científica en las ideas del físico ruso Ilya Prigogine (Moscú, 1917-Bruselas, 2003). Aunque, claro está, en esta y en otras películas la teoría científica está sacada de quicio para servir a las necesidades del guion. Pero tal vez en el fondo el verdadero atractivo de la película no sea tan ‘moderno’. En realidad es una historia de las de siempre, de esas en las que la vida de personas corrientes se ve trastornada y convertida en una aventura trepidante. El hombre o la mujer del montón se convierten sin quererlo en héroes. Como en los clásicos de Hitchcock ‘El hombre que sabía demasiado’ o ‘Con la muerte en los talones’, por ejemplo. En todo caso, cuando ha recibido tal cantidad de premios en la noche grande del cine, hay que creer que debe reunir muchos méritos. Y es muy posible que acabe siendo una de esas películas que definen una época. ¡Quién sabe! Por si acaso, tendré que ponerme las gafas de la credulidad para verla hasta el final.

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