Por
  • Fernando Víctor Zamora Chueca

Religión sin religión

Religión sin religión
Religión sin religión
Pixabay

Cuando uno ama profundamente su terruño y su país (patria) y además se siente ciudadano del mundo desde su juventud, ante el terrible panorama vivido el pasado año, se ha sentido herido en esas tres sensibilidades, de modo especial por la cruel guerra de Ucrania así como por la gran hazaña realizada por el presidente del Gobierno, Sr. Sánchez, al conseguir aprobar los Presupuestos Generales del Estado apoyado por unos partidos cuya única finalidad parece ser la destrucción de dicho Estado.

Por ello, para sacar mi atribulada mente de tales realidades, he procurado elevar mis lecturas ese año a todos los libros esotéricos que he encontrado y de entre ellos quiero resaltar un ensayo cuyo título es el mismo que encabeza este artículo. ‘Religión sin religión’. Es uno más de la extensa obra del jesuita valenciano, afincado en Cataluña, Mariano Corbi, quien con su trabajo intelectual se ha dedicado a crear una disciplina nueva: la ‘epistemología axiológica’, que investiga cómo nuestros antepasados construyeron sus proyectos axiológicos colectivos (ideologías, religión, etc.) y así averiguar los procedimientos de construcción que utilizaron (que no nos legaron explícitamente porque sus mundos ideológicos se lo impedían) y de ese modo saber cómo nosotros tenemos que construir los nuestros, adecuándolos a las actuales sociedades de innovación y cambio continuo en todos los ámbitos de la vida; es decir el tránsito del mito a la sociedad del conocimiento, poniendo especial énfasis en la innovación.

En el libro se lleva a cabo un recorrido histórico desde las sociedades preindustriales que configuraron espacios inamovibles propios, que no son aptos para la realidad actual de una sociedad de innovación y cambio continuo, en total libertad; por tanto, necesita excluir todo aquello que obstaculice esa movilidad y fundamentalmente la religión, por su carácter inmutable. Con su propuesta concede carta blanca a todas las nuevas tecnologías, incluida la inteligencia artificial, para resolver todos los problemas de la humanidad.

Son muchas las voces que se han alzado contra los peligros de la inteligencia artificial (IA). Ya lo hizo Stephen Hawking, quien con su prodigiosa mente advirtió de dichos peligros, considerando la IA una amenaza para la supervivencia de la humanidad. Pero desde aquellas fechas el avance de la IA va a una velocidad exponencial, por ello cada vez es mayor el temor, a pesar de las maravillas que consigue, porque también vemos que pueden producirse graves desvíos, como en el caso del médico chino condenado por haber modificado los genes de dos hermanas gemelas.

Sin embargo, hay científicos que dicen que no hay nada que temer, porque los algoritmos que han de guiar esa IA siempre serán programados por seres humanos y por eso tienen plena fe en ella y creen que contribuirá a salvarnos de las múltiples calamidades que nos rodean.

Ante ese planteamiento, voces autorizadas piensan que lo que hay que controlar es la formación de estos, entre ellas citaré la de mi buen amigo Miguel Uthopik (‘Adorables herramientas’, HERALDO, 31 de diciembre de 2020), que propone incluir en la raíz de esa formación los valores y conceptos universales, que producirán el deseado equilibrio y sentido común en quienes hayan de manejar esas herramientas.

Por hallarse en las antípodas de la teoría de Corbi traigo el recuerdo del magnífico artículo de nuestro admirado profesor y escritor Chaime Marcuello publicado en HERALDO el jueves de Semana Santa del pasado año, ‘Tiempo de recordar’. En él describe con sencillez el misterio de la Pascua cristiana, con el mandamiento central del evangelio del amor al prójimo, cuya lectura nos deja un poso de esperanza. Y para quienes trabajan en la vía científica, me permito trasladarles las palabras de Albert Einstein: "El primer trago de la copa de las ciencias naturales te volverá ateo, pero en el fondo de esa copa te espera Dios". Vale la pena escuchar este aserto de uno de los más grandes científicos de la historia.

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