Adjunto a la Dirección de HERALDO DE ARAGÓN

Por si le llaman de un partido

Por si le llaman de un partido
Por si le llaman de un partido
Heraldo

Si puede mantener la cabeza en su sitio cuando todos a su alrededor la pierden.

Si está dispuesto a escuchar.

Si desea hablar y negociar y pactar.

Si es consciente de que se está dejando arrastrar por una mezcla de idealismo y vanidad, de que caerá en manos de sus jefes y de los profesionales del aparato del partido y de que, si no mantiene la cabeza fría, saldrá trasquilado.

Si tiene un buen empleo y no necesita meterse en política para disponer de un trabajo ni de un medio de subsistencia.

Si es sabedor de que los ciudadanos son el mayor valor que cualquier país o región tiene.

Si tiene claro que usted entra en el mundo del poder, en un escenario despiadado que fue inaugurado teóricamente por Maquiavelo, pero que también tiene una formulación aristotélica asociada al buen gobierno y al bien común.

Si cuenta con una buena forma física, porque hay pocas dedicaciones más agotadoras que la política.

Si trata a los demás siempre como personas más inteligentes que usted.

Si prefiere la poesía a la retórica.

Si está convencido de que con frecuencia usted podría estar en el error y el contrincante tener razón.

Si confía en que no admitirá que el partido le aísle y le desconecte de la sociedad.

Si tiene asimilado que siempre, en toda circunstancia, hay que estar junto a las víctimas.

Si es capaz de tejer una red de complicidad donde lo habitual es encontrar competitividad o indiferencia o polarización.

Si está dispuesto a desarrollar habilidades como la ejemplaridad, el aprendizaje constante, la aptitud para enfrentarse a la complejidad sin aumentarla, el pensamiento crítico, la creatividad, el liderazgo, la resiliencia, la tolerancia al estrés y la flexibilidad.

Si está en condiciones de renunciar a la espontaneidad, a decir lo primero que se le viene a la cabeza.

Si no es trágicamente serio, porque eso resulta cómico.

Si es de aquellos que, si no pueden decir la verdad, se callan.

Si es partidario de luchar contra las injusticias sociales sin hacer de ello un programa.

Si entre sus diez mandamientos políticos figura el de estudiar historia a diario, porque, como dijo Churchill, en la historia están todos los secretos del arte de gobernar.

Si se compromete a leer todos los días al menos una hora, más allá de los periódicos y los documentos propios de su actividad.

Estos días en que todos los partidos están elaborando sus listas electorales, hay que animar a los posibles candidatos y también hay que pedirles que se planteen
algunos interrogantes antes de aceptar esa responsabilidad 

Si entiende que es mucho más productivo escuchar y leer a los que no piensan como usted para encontrar dónde puede mejorar.

Si ya controla su orgullo, tanto como para no anhelar, como advirtió Rafael Sánchez Ferlosio, "hacer historia".

Si no piensa en la muerte, pero no olvida que es mortal ni pretende convencer a nadie de que vaya a la muerte por una idea.

Si es de los que se guardan del cinismo, entre otros del suyo.

Si sabe evitar los tópicos y las simplezas.

Si todos sus amigos e incluso enemigos pueden contar con usted, pero ninguno demasiado.

Si es capaz de ponerse rápido en el lugar de los demás.

Si no es el típico pesimista, que ve dificultades en cada oportunidad, sino un optimista que ve oportunidades en toda dificultad.

Si cumple todo lo anterior y, además, puede llenar el implacable minuto con sesenta segundos de diligente labor, suya es esta oportunidad. Atienda la llamada, abrácela. Los ciudadanos necesitamos a los mejores dirigiendo la acción política. Sienta con humildad que es un guardián de la democracia, de las instituciones y que está ahí por la gente que le dará su voto y su confianza. No les defraude. 

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