Una gran historia ¿con final feliz?

Mapa de Vinlandia
El Mapa de Vinlandia
Heraldo.es

La serie publicada en días pasados por este periódico con novedades relativas al expolio de la biblioteca de la Seo tiene, además del valor intrínseco de las grandes historias, unas consecuencias globales, porque contribuye a desbaratar la patraña del Mapa de Vinlandia (del que se decía que probaba gráficamente que los vikingos llegaron a América antes que Colón) y, con un poco de suerte, puede tenerlas también locales, si acaba volviendo a Zaragoza alguno de los valiosos libros robados.

Legalmente, siete décadas después, hay poco que hacer para reparar aquel delito. Las cosas se hicieron mal al posibilitarlo, al taparlo, al juzgarlo cuando no quedó otro remedio, al no demandar la devolución de los volúmenes con diligencia. Viene a la memoria otro grave caso de expolio en Aragón, más reciente, el de los cascos celtíberos de Aranda. Era una colección única que se fue dispersando por Europa en subastas y ventas entre particulares sin que la Administración española, advertida de lo que estaba sucediendo, los reclamara. Siete han vuelto y están ahora en el Museo de Zaragoza porque su último propietario, el francés Christian Levett, descubrió su origen ilegal y así lo decidió.

También solo cabe apelar a la buena voluntad de las instituciones académicas y museos de Europa y América que tienen en sus estanterías los volúmenes sacados de la Seo

Un final feliz es posible. En la Universidad de Yale, donde se ha identificado el mayor número de obras robadas, 40 manuscritos, ya han expresado que se desprenderán de ellas si les son solicitadas. Lo hicieron, hace un decenio, con miles de piezas de Machu Picchu que regresaron a Perú. La sensibilidad hacia el patrimonio es creciente en el planeta, más aún cuando se trata de enmendar el expolio. Esta misma semana se ha sabido que el Vaticano devuelve a Grecia tres mármoles procedentes del Partenón.

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