Un Gobierno dividido
Precisamente en vísperas de que hoy se celebre el Día de la Mujer, ha sido el feminismo lo que ha dividido gravemente, en una votación en el Congreso de los Diputados, a los dos socios de la coalición de Gobierno.
PSOE y Podemos se han cruzado duros ataques por la reforma de la polémica ley del ‘sólo sí es sí’: mientras unos han proclamado que "estamos cansados de sus peroratas", los morados les han reprochado que "han traicionado a las mujeres". Finalmente, la mayoría de la Cámara, con alianzas sorprendentes y bajo el auspicio de los socialistas, ha optado por enmendar una norma que ha provocado más de setecientas rebajas de condena de agresores sexuales. Lo ha hecho fracturando al Ejecutivo y resquebrajando el bloque de investidura. ¿Qué papel tiene ahora en el Gobierno una ministra de Igualdad que acaba de ver que se va a reformar, sin su voto y con los de la derecha, su ley estrella?
La reforma de la ley de Libertad Sexual, popularmente conocida como del ‘solo sí es sí’, es imprescindible porque ha generado las más de 720 rebajas de penas y 74 excarcelaciones. La falta de acuerdo en el Gobierno entre la parte socialista y la podemita para pactar una modificación, que ya llega demasiado tarde, ilustra la posición de debilidad en la que se encuentra. Aunque portavoces de ambos partidos vienen afirmando que esta división entre unos y otros no pone en riesgo la coalición, no es menos cierto que proyecta, hacia dentro y hacia fuera del país, una sensación de debilidad muy indeseable en estos momentos de incertidumbre económica.
Suele ser habitual en todas las democracias que las coaliciones gubernamentales se agrieten cuando se aproximan las citas electorales. Pero eso no justifica el empecinamiento de Podemos, que parece más pendiente de enviar mensajes electorales a sus seguidores que de la tarea de gobernar.
