Promesa de viviendas

En HERALDO se hacía balance, hace unos días, de la política de vivienda social del Gobierno aragonés, cuyo resultado, 74 viviendas construidas en dos legislaturas, no precisa calificativo.

El PP lo considera un fracaso rotundo, ya que el Gobierno aragonés había prometido construir 20.000 viviendas en diez años.

La realidad es, como resumía este periódico, que la residencia Pirineos, con 336 estudios, está bloqueada por falta de financiación y las otras dos operaciones anunciadas en Zaragoza para garantizar vivienda asequible a los jóvenes –las 504 de la Expo y las 300 del Buen Pastor– tampoco estarán en obras antes de acabar esta legislatura. Sin duda alguna, la promesa que se hizo estaba más que justificada, ya que el parque de viviendas sociales de titularidad del Gobierno aragonés es el tercero más bajo de España.

La vivienda es desde hace años, pero sobre todo desde las crisis que se arrastran desde el 2008, el problema más difícil de solucionar. Muy bien lo saben los servicios sociales públicos y las organizaciones de acción social que tratan de encontrar una solución habitacional para tantos que lo necesitan. De momento, es un problema casi insalvable para muchas familias en exclusión social o, simplemente, en peligro de exclusión.

Estos días veíamos en los telediarios soluciones que se plantean en algunas ciudades a base de la adaptación de contenedores de mercancías. Quienes son responsables deberán seguir rompiéndose la cabeza y buscar salidas como sea. Además, no se debe olvidar que una política eficaz de vivienda social supone contar con viviendas que se puedan ofrecer en alquiler a un precio asequible y, junto a ello, una política de ayuda al pago mensual que deben hacer frente los beneficiarios. Si falla alguna de esas dos patas se cae en la ineficacia.

En los últimos años ha habido quejas respecto a la agilidad de la administración autonómica aragonesa y a la falta de previsión presupuestaria. El PP calificaba de colapso la "incapacidad de gestión que alcanza unos límites inasumibles". El consejero de Vertebración del Territorio reconoció hace ocho meses en las Cortes que su departamento "no daba abasto". El próximo gobierno aragonés que salga de las elecciones de mayo deberá ponerse las pilas para ofrecer soluciones en el campo de la vivienda a tantas familias que lo necesitan.