Una ofensa a todos los españoles

La diputada de Junts per Catalunya Míriam Nogueras aparta la bandera de España durante una rueda de prensa en el Congreso.
La diputada de Junts per Catalunya Míriam Nogueras aparta la bandera de España durante una rueda de prensa en el Congreso.
Congreso de los Diputados / Efe

La diputada catalana Miriam Nogueras, miembro y portavoz del grupo parlamentario de Junts, protagonizó hace unos días un incidente desagradable y desabrido en el Congreso de los Diputados, que parece estarse convirtiendo en estos últimos tiempos en el malecón de todas las Españas más cutres y ridículas. 

Comparecía la diputada a una rueda de prensa en uno de los espacios del Congreso destinados al efecto cuando, airada y furibunda, tomó la bandera de España que forma parte de la escena institucional y la alejó del lugar donde la susodicha señora iba a hablar, desplazándola más allá de la otra bandera que preside el recinto, la de la Unión Europea. «Esta -añadió- no molesta y me representa más». Y se quedó tan pancha.

El incidente, que ocurrió el 21 de febrero, ha pasado prácticamente desapercibido y es un ejemplo del ‘todo vale’ que estamos aceptando los españoles con toda naturalidad. Pues no; algunos no aceptamos ese ‘todo vale’ y pensamos que ya va siendo hora de que se pongan los puntos sobre las íes y se exija el cumplimiento riguroso y el respeto a los símbolos del Estado que consagra la Constitución. De no ser así, poco a poco este país se irá convirtiendo en un cachondeo donde todo será tolerable y hasta aplaudido.

Hay que manifestar la repulsa a actos estúpidos como el que comentamos, que tienen la intencionalidad de provocar despreciando lo que para millones de ciudadanos debiera ser un valor de convivencia.

Claro que esa especie de esfinge maragata que preside por delegación el Congreso, doña Meritxell Batet, responsable del orden y la organización del funcionamiento del palacio de la Carrera de San Jerónimo, no se inmuta por asuntos como éste y consiente y consiente y mira para otro lado. Ha tenido la oportunidad de condenar con energía esa acción de la señora Nogueras, cortando por lo sano y señalando lo que es o no es tolerable; pero al parecer su pusilánime gesto ha sido -si es que lo ha sido- un cariñoso apercibimiento a la díscola diputada diciéndole que eso no se hace, típica reprimenda de una madre solícita a una niña traviesa.

Hubiera sido necesario un gesto de mayor contundencia y autoridad, una sanción, no un requiebro, y además hacerlo público, como público y publicado fue el arrinconamiento de la bandera de España que llevó a cabo la diputada Míriam Nogueras. A la que al parecer no le gusta España, pero está cobrando un buen sueldo de ese Estado al que odia y menosprecia. ¡Y luego dirán que España nos roba! Otros nos roban, tenemos que aguantar sus ofensas e impertinencias y encima les pagamos. ¿Habrase visto cosa igual?

Muy mal me pareció el gesto chapucero de esta diputada, pero peor, si cabe, es el silencio institucional y el de todos nosotros que estamos permitiendo un deterioro sistemático del respeto, de las buenas formas, de la educación y, en definitiva, la degradación del país. Lamentable, señoras Nogueras y Batet.

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