El sector del ovino
El sector ganadero del ovino está pidiendo auxilio.
Las explotaciones y los rebaños desaparecen cada semana a ritmo acelerado a causa de las dificultades que los ganaderos establecidos encuentran para mantener su actividad y los jóvenes para incorporarse a ella. El ovino, amén de su importancia económica, aporta a Aragón notables beneficios sociales y ambientales, además de un valor cultural y antropológico. Y produce uno de los alimentos estrella de la gastronomía aragonesa.
La cría extensiva de ovejas, dejándolas pacer en campos y montes, es una de las actividades ganaderas más características de Aragón, de la que han vivido muchas familias. Ayuda a integrar el territorio y a mantener la población en las áreas rurales. Y aporta beneficios ecológicos con el aprovechamiento de pastos y la prevención de incendios forestales. Siempre ha sido una labor dura, pero hoy los ganaderos de ovino se encuentran cada vez con mayores dificultades. Baja rentabilidad, caída del consumo, falta de trabajadores especializados y, sobre todo, una carga burocrática abrumadora y unas ayudas que, en la política agraria europea, no están bien diseñadas para sostener la ganadería extensiva. En veinte años, las explotaciones activas han pasado de 8.000 a 2.400, y las cabezas de ganado, de dos millones y medio a un millón. El Premio Félix de Azara ha aportado este año un justo reconocimiento al trabajo y el esfuerzo de los pastores. Pero para salvar el ovino se necesita un cambio urgente en las políticas, nacionales y europeas, que afectan a la ganadería extensiva. El diseño de las ayudas y de los incentivos debe tener en cuenta las características del sector. Y hay que comercializar el ternasco con sellos de calidad que promuevan el consumo. Aragón no pude ver con indiferencia el declive de una actividad ganadera enraizada en su tierra y en su historia y que, bien tratada, sigue siendo una opción de futuro para el medio rural.
