Por
  • José María Serrano Sanz

Paraísos fiscales

Paraísos fiscales
Paraísos fiscales
Pixabay

La decisión adoptada por Ferrovial de cambiar de nacionalidad, convirtiéndose en empresa holandesa y trasladando allí sus cuarteles generales no es noticia menor, como ha demostrado el revuelo organizado. 

Entre las diversas cuestiones que el tema plantea está la existencia en la propia Unión Europea o en su vecindad de paraísos fiscales o países que facilitan una tributación simbólica. Armonizar la fiscalidad es imprescindible para avanzar en la integración europea.

Holanda e Irlanda, en particular, se prestan a que las grandes multinacionales desvíen el grueso de sus beneficios hacia paraísos fiscales donde no tributan. El doble irlandés consiste en la creación de dos sociedades, una en Irlanda, que recibe los ingresos de todo el mundo, y otra en un paraíso fiscal, que figura como propietaria de la anterior y le cobra derechos intelectuales altos hasta dejarla sin beneficios, que no tributan. Irlanda obtiene, a cambio, empleos y actividad. En el sándwich holandés, dividendos y ‘royalties’ procedentes de cualquier país comunitario son transferidos legalmente a Holanda, que cobra un impuesto mínimo y a cambio permite enviarlos blanqueados a cualquier paraíso fiscal. Luxemburgo destaca por su opacidad y Chipre y Malta han sido considerados paraísos fiscales. Un buen indicador es la denominada, con nombre expresivo, ‘banca en la sombra’ encabezada en la Unión Europea por Luxemburgo, Irlanda y Holanda.

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