Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes

Lo que dure el eclipse

Eclipse solar.
Lo que dure el eclipse
Pixabay

Hay mucho atractivo en un eclipse. El protagonismo se lo lleva ese anillo de fuego capaz de arruinar las retinas, pero conviene también prestar atención al momento en el que la luz asume su derrota y se inicia un baile decantes entre las sombras.

A este fenómeno se refirió el pasado lunes en el Auditorio de Zaragoza el maestro José Luis Temes. Vino el laureado director a poner en escena ‘El corregidor y la molinera’, una desconocida obra de Manuel de Falla, que –por lo visto– fue antecesora de su ‘Sombrero de tres picos’. Antes del concierto contó cómo la figura de Falla, junto a la de Joaquín Turina, fueron tan monumentales en su momento que eclipsaron a otros talentos de la época como Julio Gómez o Conrado del Campo. "Siempre que vengo a esta tierra aprovecho para reivindicar la figura del compositor zaragozano Francisco Calés Pina, un gran creador de la época de vanguardias injustamente olvidado", dijo.

No tenía yo el gusto de conocer la obra del señor Calés y me divierte encontrar en la hemeroteca de HERALDO artículos de 1912 sobre las primeras sinfonías de Paco Calés –lo llamaba el redactor ‘honrado con su amistad’–, cuyo talento le llevó a triunfar en el Círculo de Bellas Artes y el Teatro Price de Madrid. "Es un maño de pura cepa, que ha puesto ya muy alto el nombre de Zaragoza pues no había cumplido 7 años cuando ingresó en el conservatorio". Las loas continúan: "La Zaragoza que lo vio nacer debe sentirse orgullosa de este hijo ilustre, gloriosa realidad del arte lírico patrio". Después ya saben: los astros, las sombras y más de cien años de eclipse.

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