Buen ánimo y mal temple

Tanques en el cuartel de Casetas.
Tanques en el cuartel de Casetas.
José Miguel Marco

Buen ánimo y mal temple. Alegría bajo las bombas. Por lejos que caigan siempre es cerca. Un misil llega en un minuto. Aquí estamos en Aragón reparando tanques viejos que se inundaron, como es de rigor, en la crecida del 2012. 

Para mandarlos a Ucrania por mensajería rápida. Un tanque no lo lleva Amazon, o quizá sí. Al final Amazon gestionará la sanidad. La invasión y la inflación se nos han comido por dentro y lo único es agazaparse y esperar a ver. Si es que cuando escampe haya algo que ver. Como cuando la pandemia, que va a resultar que al lado de esto no fue tanto como era y fue. A ver si en vez de mascarilla antivirus hemos de llevar máscara antigás. De momento, por suerte y tradición, en Zaragoza solo hiede el fétido y ya famoso olor a huevos podridos de la factoría del Picarral, que cuando sopla bochorno sube hasta la Romareda, cuyas obras están, como siempre (otra tradición) a punto de empezar y atascadas en la justicia, que a su vez, qué colapso, por la huelga de los letrados, antes secretarios judiciales, ya se ha parado del todo: al secular retraso se suma o se resta este buzamiento formidable que, al final, bloquea al país entero. Demasiadas empresas huyen al dumping fiscal de Madrid, etc. El aeropuerto de Zaragoza sigue militarizado, en consonancia con los tiempos y la desidia centrípeta de los desgobiernos hacia las CCAA con poco censo y menos ímpetu. Entre eso y los campos de entrenamiento de San Gregorio somos blanco preferente. Suerte del cierzo… pero no tanto.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión