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  • Editorial

Un año de brutal e ilegal invasión

Tras la alarma aérea muchos visitantes y trabajadores se protegen en el parquin del centro comercial
Tras la alarma aérea muchos visitantes y trabajadores se protegen en el parquin del centro comercial
Gervasio Sánchez

Hoy se cumple un año del inicio de la invasión de Ucrania por parte de fuerzas rusas. Esta agresión viola frontalmente los principios básicos del Derecho internacional y sitúa a Vladímir Putin al margen de la ley. La ciudadanía ucraniana está pagando un altísimo precio en vidas, sufrimiento y destrucción. También muchos jóvenes rusos han sido enviados a una muerte segura por un dictador que está utilizando la propaganda, la tergiversación de los hechos y la manipulación de la Historia para intentar justificar una guerra injustificable. El presidente ruso espolea el fantasma del enemigo exterior y los viejos sueños imperialistas con el único fin de perpetuarse en el poder. De cualquier forma, está muy claro quién es el agresor y quién el agredido. La responsabilidad directa de doce meses de devastación recae en quien emprendió una invasión militar convertida en guerra de resistencia gracias al auxilio económico y militar que ha obtenido Ucrania de los países occidentales.

El 24 de febrero de 2022, el Kremlin lanzó a sus tropas a ocupar la capital del país vecino con el objetivo de rendir Kiev en apenas unas jornadas. Sin embargo, la ofensiva relámpago fue un estrepitoso fracaso. La tenaz resistencia del pueblo ucraniano a perder su libertad está prolongando la guerra mucho más allá de lo que había calculado Moscú. Las consecuencias de un año de combates han sido múltiples y terribles. Las más duras, para los propios ciudadanos de Ucrania. Las bombas rusas han destruido ciudades, han llevado al colapso a la mitad de las empresas y han bloqueado la exportación de cereales, además de inutilizar de forma sistemática todo tipo de infraestructuras.

Putin también está arruinando la economía de su país, cercado por las sanciones, y diezmando su fuerza militar. Rusia está sufriendo un severo retroceso en las ya limitadas libertades individuales y en las condiciones de vida. Además, está cada día más aislada y con mayor dependencia de Pekín.

Las consecuencias de la guerra hace tiempo que están en las calles de Europa en forma de elevados precios de la energía e inflación. Sea como fuere, la UE se mantiene unida, firme y ha logrado evitar la recesión. En Estados Unidos, la percepción es más lejana, pero el explícito apoyo de Washington a Zelenski enlaza con los intereses de EE. UU. en un mapa geopolítico que trasciende la guerra en Europa. El conflicto no solo ha producido miles de víctimas, sino que está transformando el orden mundial. Se dibuja un panorama bipolar con las democracias liberales por una parte y las dictaduras, como Rusia y China, por otra. En este contexto, la UE debe actuar en defensa de sus valores de libertad, imperio de la ley y derechos humanos.

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