La creatividad artística aragonesas vive un momento dulce tanto en la escritura como en la pintura, el cine u otras artes. Sin embargo, estos días se está comprobando que en lo que hace referencia a las plásticas, la Comunidad ha perdido capacidad para dar a conocer y comercializar las obras. Ni en la feria de Arte Contemporáneo Arco, la principal cita pictórica y escultural del año en España, ni en los certámenes que se organizan a su alrededor hay presencia ni de galerías privadas ni de instituciones aragonesas. Se trata de un síntoma preocupante, pues esta anómala circunstancia solo se había dado en una ocasión, en 2016. La promoción de las artes plásticas en la Comunidad no vive sus mejores horas

La llamada ‘Semana del Arte de Madrid’, con Arco y otras ferias de arte contemporáneo nacidas a su cobijo, apenas va a tener color aragonés. Ninguna galería regional participa en ellas. Y tampoco va a haber un ‘stand’ institucional del Gobierno de Aragón. Tan solo la gestora cultural y comisaria independiente Olga Julián, que no tiene sala abierta al público, participará en el certámen Just Mad. Esta ausencia privada y pública es un termómetro inapelable para confirmar el mal estado de salud de los círculos comercializadores de las obras de artistas aragoneses.

La presencia de Aragón en Arco se remonta a su primera edición, en 1982, con un galerista zaragozano. Después, la participación se fue ampliando hasta alcanzar su cénit en 1995, con seis galerías. Pero a partir de ahí se inició un declive que se ha prolongado hasta hoy. El arte joven necesita apoyos para que sea visible. Aunque no estén apenas presentes en los pabellones de Arco, los nuevos artistas plásticos de la Comunidad conforman una atractiva suma de voces, formas y modos de hacer que dan cuenta de lo rico que es hablar del arte del presente en Aragón.