Por
  • Octavio Gómez Milián

Namor

'Black Panther. Wakanda forever'
'Black Panther. Wakanda forever'
Disney

Estrenan la segunda parte de Pantera Negra. Tengo el tebeo de Vértice donde hace su primera aparición en los Cuatro Fantásticos. Todavía dibujaba Jack Kirby. Su reino, Wakanda, era una excepción dentro del África Negra. 

Adelantado tecnológica y económicamente por un fantástico mineral denominado Vibranium. También tengo el número en el que la Antorcha Humana encuentra a Namor, amnésico y como un vagabundo barbudo. Namor y Pantera Negra, espectacular. Pero ‘Wakanda Forever’ se convierte en gasolina visual para la ‘Leyenda negra’ española. Sorprendido por el desplazamiento de la Atlántica a la península del Yucatán. Y el actor que hace de Namor aprovecha para, envalentonado, exigir resarcimiento de las barrabasadas de los invasores. Se lo comento a mi vecina de arriba, Antonia. Los dos no sabemos muy bien cómo hacernos perdonar ni el porqué. Por todo, le digo, al final. Mientras la película ofrece una vuelta de tuerca ‘woke’: Wakanda no ayuda al resto de los países pobres de África porque no quiere inmiscuirse en el desarrollo de sus sociedades. Un simple gesto hubiera valido: mandar a Afrika Bambaataa a que pinche en un Live Aid versión siglo XXI. Me acabo de dar cuenta que he puesto África Negra en la columna. Perdonen, me refería al África Subsahariana. La próxima película estará ambientada en el Sáhara, con un mutante producto de los fosfatos que se une a la Marcha Verde. Años después, encerrado en las cárceles de Marruecos, escapará y secuestrará al presidente de España por traicionarlos. ¿A quién? A todos, el primero tú.

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