Un abrazo de la UME

Momento del rescate de la UME.
Momento del rescate de la UME.
Ministerio de Defensa

Una de las imágenes más conmovedoras que he podido presenciar de todo cuanto he visto con motivo del terrible terremoto que ha asolado a Siria y Turquía fue la del momento en que un grupo de militares de la UME rescataba a un niño de muy pocos años de los escombros bajo los que había quedado sepultado durante varios días.

El crío fue pasando de uno a otro de los rescatadores hasta que el que estaba al final de la cadena humana lo acogió amorosamente en sus fornidos brazos y lo abrazó, siendo correspondido en el abrazo por la criatura. Y lo acercó de inmediato a una ambulancia para ser atendido por el equipo médico.

La secuencia era verdaderamente impresionante. Sobre todo cuando consideras cómo un grupo de tus compatriotas se desplaza a un país lejano, aquejado por una tremenda tragedia, con la única misión de salvar vidas. Dotados de los medios mecánicos necesarios, acompañados por esos increíbles perros que buscan afanosamente, nerviosos, el pálpito de una vida, pero imbuidos, sin duda, del espíritu de abnegación, valor y sacrificio que caracteriza a los verdaderos héroes modestos y discretos que suelen ser todos los miembros de la UME.

Producen admiración la eficacia y la humanidad con las que el personal de la Unidad Militar de Emergencias lleva a cabo sus misiones

La Unidad Militar de Emergencias fue creada en 2005, como fuerza especializada del Ejército español para asistir a la población en casos de catástrofes naturales o situaciones de desastre, inundaciones, terremotos, incendios… Depende del Ministerio de Defensa y se despliega en el territorio de modo que pueda accederse a cualquier lugar de España en menos de cuatro horas por carretera, desde sus diferentes unidades y batallones situados en Torrejón de Ardoz, donde radican sus servicios centrales, Sevilla-Canarias, Valencia, Zaragoza y León.

La componen unas 3.500 personas, que disponen de todos los medios necesarios para intervenir en emergencias, y puede ser enviada, como ha ocurrido con frecuencia, a misiones en el extranjero en zonas afectadas por catástrofes, como ha sucedido ahora en Turquía. Desde su creación ha intervenido en cerca de seiscientas operaciones.

Como ha hecho recientemente en el rescate de víctimas del terremoto que ha asolado regiones de Turquía y Siria

La UME se ha ganado el respeto, la admiración y el agradecimiento de la sociedad española, aunque hay aún quien inexplicablemente la desprecia, habiendo demostrado su capacidad, eficacia y humanidad en el desempeño de sus misiones. El abrazo a que hacemos referencia en este artículo puede ser buena prueba de ello.

Reconforta pensar que un brazo de nuestras Fuerzas Armadas está destinado a la protección de la población en casos de necesidad; mantener esta unidad, incrementarla en su caso, y dotarla de todos los medios que sean necesarios es tarea que cualquier gobierno debe incluir en su programa de defensa. Y por lo visto, incluyendo en su formación no solo aquellos aspectos propios de la competencia profesional, sino el sentido de humanidad hacia las gentes víctimas de tragedias o desgracias.

Nuestro abrazo también para todos esos esforzados y valientes hombres y mujeres de la UME.

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