Singapur es el país en el que se imparte la mejor educación superior del mundo, según el último Informe de Competitividad Global elaborado por el Foro Económico Mundial. Finlandia lidera el ‘ranking’ en educación primaria y el sistema educativo de Suiza es el de mayor calidad. 

El secreto de Finlandia probablemente sea la calidad de los recursos que se dedican a la educación. Al contrario de lo que se pueda pensar, no es el país que más invierte en educación, ni el que impone más horas de clase en las escuelas. Algunas de las peculiaridades que determinan los buenos resultados del sistema educativo finlandés son el hecho de que la profesión de maestro es una de las más valoradas y respetadas en la sociedad, los profesores están muy bien formados, la enseñanza obligatoria es completamente gratuita.

Leía hace unos días que así comenzaba la clase un día cualquiera en un colegio finlandés. Eran niños de 11 años que tenían que buscar información para responder a unas preguntas sobre distintos grupos de población en el país nórdico (rusos, somalíes, estonios…). La profesora recuerda que es fundamental plantearse en todo momento: "¿Cuál es la finalidad de quien publica la información?, ¿cuándo se escribió?...", e insiste en que es necesario completar adecuadamente el apartado de citas y referencias bibliográficas. Este es uno de los muchos trabajos que harán este año para fomentar su capacidad crítica en un país que tiene amplia experiencia con la propaganda rusa. El objetivo de la profesora, como de otros muchos profesores de Finlandia, es que los alumnos desarrollen el pensamiento crítico y la capacidad de verificar datos. Recordemos que los docentes tienen una enorme libertad para decidir cómo son sus clases. En algunas aulas de matemáticas se enseña cómo se manipula con datos, dado que la información falsa se enmascara generalmente como verdadera. Los profesores de historia ahondan en la propaganda nazi o soviética. Es muy fácil engañar a través de las fotos, utilizando una antigua como si fuera reciente. En clase de finés se aprenden las diferencias entre un texto informativo y uno opinativo. El objetivo es que los educadores ayuden a los estudiantes a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y comprendan el impacto que la mensajería de los medios tiene en la sociedad. Ellos deciden cómo y cuándo abordar la desinformación, y existen distintas herramientas para compartir y descargar diapositivas y otros materiales ya elaborados. Un ejemplo de ello fue que al estallar la guerra en Ucrania muchos niños quedaron afectados por vídeos que veían en Tik Tok e inmediatamente se produjeron materiales para que en los colegios se alertara del riesgo de informarse de un asunto tan serio a través de las redes y se trabajara en cómo lidiar con noticias que pueden generar miedo.

Recordé otra información que había leído en septiembre. En ella contaban que horas después de que Putin decretara una movilización parcial para hacer frente a la contraofensiva ucrania, varios vídeos circularon en Twitter con mensajes en los que se afirmaba que desde el anuncio del presidente ruso se habían formado colas de 35 kilómetros para entrar en Finlandia. La Guardia Nacional de Fronteras respondió a un tuit, cuyo vídeo sumaba tres millones de visualizaciones, asegurando que la situación en la frontera era tranquila y que esas imágenes eran antiguas.

La ‘alfabetización mediática’ para contrarrestar la desinformación es una parte esencial del currículo escolar finlandés desde 2014, año de la anexión rusa de Crimea y del inicio de los combates en el este de Ucrania. El Gobierno ha puesto en marcha desde entonces decenas de iniciativas para que el país se defienda conjuntamente de las innumerables campañas de desinformación orquestadas por Moscú que han denunciado las autoridades. Recordemos que Finlandia se independizó de Rusia en 1917 y desde entonces han sufrido los bulos del gigantesco vecino con el que comparten 1.340 kilómetros de frontera

La alfabetización mediática es tan importante como la alfabetización en sí misma en el siglo XXI y es indispensable para una sociedad pacífica, democrática. Por lo tanto, se trata de ayudar a los niños, ya en la escuela, a adquirir competencias que les permitan ser críticos y alfabetizados en todos los formatos mediáticos para que controlen la interpretación de lo que ven o escuchan, en lugar de dejar que la interpretación les controle.