Por
  • Francisco José Serón Arbeloa

Comportamiento atávico

Comportamiento atávico
Comportamiento atávico
Heraldo

Hay dos razones que explican el éxito del ‘Homo sapiens’. La primera es nuestra capacidad de imaginar cosas que no existen y de relatar todo tipo de historias por absurdas que sean. 

De esta primera surge la segunda, y es que si miles de personas creen en la misma historia, seguirán las mismas normas y cooperarán de forma eficiente, incluso sin conocerse entre sí. Gracias a los relatos, los sapiens cooperan mucho mejor que cualquier otro ser vivo que haya habitado la Tierra.

Los seres humanos poseemos capacidades mentales que nos permiten inventar, aprender y utilizar estructuras lingüísticas complejas y lógicas, que nos han permitido concebir, transmitir y aprender conceptos totalmente abstractos. Esto, nos ha conducido a lo largo de la historia, por un lado, a los diferentes tipos de sociedades, culturas, morales, manifestaciones artísticas, conocimientos científico-tecnológicos…, y por el otro, a la aparición de diferentes tipos de religiones, ideologías políticas, fanatismos…, todo ello salpimentado con hambre, desigualdad, explotación y guerras, lo que nos ha convertido a todos en unas máquinas de destrucción ya sea por acción o por omisión.

Ustedes pueden comprobar lo que digo revisando libros de historia, pero yo prefiero fijarme en la sexta extinción sobre la Tierra, durante la cual vamos arrasando con múltiples especies de bacterias, hongos, plantas, invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, incluidos todos nuestros antepasados ‘Homos’ con los que convivimos. Dicha extinción fue iniciada allá por los albores de la humanidad y la continuamos ejecutando con mano dura y firme.

A pesar de los avances científicos y civilizatorios, la humanidad actual sigue
empeñada en destruir no solo a otras especies, sino a los individuos de la nuestra
e incluso las condiciones que hacen posible nuestra vida sobre la Tierra

Uno puede preguntarse: ¿por qué fueron tan crueles nuestros antepasados? Pienso que sencillamente tenían hambre y sus hijos también, unido a que estaban avanzando por el arduo camino de la cultura, y del conocimiento de su entorno, primero local y luego global. ¿Pero por qué en la actualidad seguimos por el mismo camino irracional de autodestrucción de nuestra propia casa, incluidos seres de nuestra misma especie? Quizá si todos los sapiens fuéramos ‘sapiens’ de verdad y comprendiéramos el rastro que vamos dejando tras nosotros, haríamos más por proteger nuestro futuro.

Pongamos un ejemplo civilizado y nimio de lo que ocurre en nuestras cegatas sociedades modernas y privilegiadas. Si uno observa muchas de las redes sociales, los algoritmos, hechos por sapiens, clasifican los mensajes según su eficiencia económica y promueven aquellos que captan la mayor atención posible, retienen durante más tiempo al usuario, y buscan viralizarse… suelen ser los que provocan rabia, risa, escándalo…, frenando los mensajes que son más informativos, formativos y apuntan a nuestra capacidad de reflexión. En estas estructuras no suele haber debate de ideas, sino debates de opiniones que suelen venir aderezadas por insultos, ironías malintencionadas, felonías, mentiras…, cuya intención es despertar un montón de emociones descontroladas y sentimientos encontrados. Si eso pasa en un entorno de entretenimiento y de información, no me quiero imaginar lo que debe de pasar cuando el problema entre sociedades vaya más en serio.

¿Qué tiene que ocurrir para que los actuales ‘Homo sapiens’ se conviertan fundamentalmente en seres racionales y con las emociones razonablemente controladas asegurando de este modo la supervivencia de la especie? ¿Bajo qué condiciones es posible buscar una solución al problema? A estas alturas las condiciones pueden ser suficientes, necesarias o en el mejor de los casos suficientes y necesarias. Si no las buscamos, posiblemente no encontraremos, si es que todavía existe, una solución a la supervivencia de la especie.

Sí, sí, hoy no me he levantado optimista, estamos llenos de contradicciones y cinismo y detesto el comportamiento atávico de la humanidad por aniquilar al otro para sobrevivir o para divertirse. Recuerden, no hay peor ciego, sordo o mudo que el que no quiere ver, no quiere oír o no quiere hablar.

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