Por
  • Ricardo Díez Pellejero

¡AVE, Zaragoza!

ESTACION DELICIAS CON EL CONFINAMIENTO PERIMETRAL DE ZARAGOZA / 04-02-2021 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ[[[FOTOGRAFOS]]]
¡AVE, Zaragoza!
Francisco Jiménez

Cuando en 1989 comencé a trabajar para Alcatel-Standard Eléctrica, el mundo era muy distinto. No llegué allí por vocación sino por disciplina: repetía COU en el Goya con tres asignaturas –Inglés (tengo el C1), Filosofía (he leído desde prehelénicos a contemporáneos) y Física (materia que aprobé sin problemas en Ingeniería)– y mi padre pensó que un año sabático sería totalmente desaconsejable. 

Pasé meses haciendo solo conexiones porque todo lo que hoy se integra en un armario de equipos en aquellos tiempos se extendía a través de infinitos cableados por edificios enteros. España iba a modernizarse para las olimpiadas del 92 y la Expo de Sevilla y entré a formar parte del ejército de chavales que extendería las redes digitales de punta a punta del territorio. Recuerdo ir por todos los pueblos de la carretera de Barcelona renovando equipos analógicos por multiplexores digitales para Telefónica, hasta terminar en Fraga. Nunca pensé que me tocaría, en los noventa, trabajar en los primeros proyectos de fibra óptica ni que en 2002 volvería a participar en el progreso del país extendiendo la línea de alta velocidad, que comenzó con el AVE a Sevilla, hasta la frontera francesa.

Ahora se cumplen veinte años desde que transité de una empresa instaladora a otra del Ministerio de Fomento, Ineco, dedicada exclusivamente al transporte. Veinte años de retos y desafíos en los que he desempeñado mi papel entre los técnicos y tramoyistas que permiten que, cada día, se levante el telón y todo esté dispuesto para que salude uno de los mejores servicios ferroviarios, ya al alcance de todos. Se van a cumplir veinte años de la Estación de Delicias y, en octubre, otros veinte años del viaje inaugural que llegó tan solo hasta Lérida y efectuó paradas en Guadalajara, Calatayud y Zaragoza.

Repetir curso cambió mi vida para bien. Aprendí mucho, gracias a mi padre. Y aquello, que fue castigo, tornó a ser parte fundamental de mi destino. Hoy, en vísperas de tantas efemérides, quería acordarme de todos mis compañeros de Renfe, Adif e Ineco y de las decenas de empresas que hacen posible esta función y que, estoy seguro, querrán celebrar este año un éxito compartido por todos: ¡Ave, compañeros!

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