Las palabras con las que nos vestimos
El lenguaje da forma al pensamiento. Hasta el punto de que hay corrientes que sostienen que no piensa igual un alemán, un japonés o un español, precisamente porque no hablan igual. Es decir que el lenguaje condicionaría el pensamiento. O viceversa.
Por eso me intriga tanto la aparición de nuevas palabras y la fuerza que cobran de repente. De un día para otro nos agarramos a un nuevo vocablo como si fuera una bandera, y a veces lo es. Las gentes del mundo deportivo no asienten con un clásico y eficaz ‘sí’. Dicen ‘correcto’ o, incluso, ‘afirmativo’. Supongo que es un anglicismo adoptado y adaptado. Pero resulta extraño abrazar una palabra más larga y cuya fonética es complicada para algunas personas cuando lo tenemos tan fácil.
En este tiempo las mujeres también nos hemos ‘empoderado’. Horripilante pero acertado término. Según la RAE empoderarse es "hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido". Al colectivo femenino en estos momentos nos viene como anillo al dedo.
Ahora ponemos el foco en lo importante, buscamos ganar el relato, deconstruimos desde la tortilla hasta la masculinidad, todos conocemos a un ‘coach’, las mujeres ejercemos (o no) la sororidad entre nosotras, las ideas nos resuenan, hemos aprendido a ser resilientes, todos tenemos roles sociales, perseguimos la conciliación, combatimos el patriarcado, somos o no viejóvenes…
Es un lenguaje que viste y articula la modernidad. O hablas así o eres un ‘boomer’.
