La importante inversión realizada por el Gobierno de Aragón en la estación de Canfranc y su entorno ha conseguido transformar por completo la explanada de los Arañones. 

El magnífico edificio ha dejado ya de ser un mero testigo mudo del pasado y va a convertirse en un punto de atracción turística y un factor de desarrollo que ayer fue presentado en Madrid. En paralelo, los trabajos en la infraestructura de la línea férrea, aunque queda mucho por hacer, avanzan por fin a un ritmo que permite confiar en que la ansiada reapertura se producirá dentro de un plazo razonable.

El complejo ferroviario de Canfranc, con su nueva cara y un futuro prometedor, fue ayer protagonista en Madrid. El consejero de Vertebración Territorial, José Luis Soro, presentó ante responsables del mundo empresarial la transformación que se ha llevado a cabo en el edificio de la histórica estación y en su entorno, con el hotel de lujo, de próxima apertura, como elemento más relevante. La inversión realizada supone un ejemplo de recuperación del patrimonio histórico y de antiguas zonas industriales para impulsar el desarrollo de una población y dotarla de nuevos servicios urbanos y atractivos turísticos. Con las obras realizadas, Canfranc gana espacios para la convivencia, y su magnífica estación, de imponente arquitectura, sale del territorio de la nostalgia para recobrar la vida. La acertada renovación de la explanada de los Arañones –en la que todavía faltan elementos por concluir– coincide además con un momento de fundado optimismo en cuanto a la reapertura del paso ferroviario internacional, una constante reivindicación de los aragoneses. Aunque queda mucho por hacer, y por batallar, la renovación de la línea está recibiendo inversiones importantes. La historia de Canfranc, de su estación y de su ferrocarril deja atrás muchas décadas de abandono y entra en una nueva etapa en la que hay que perseverar con confianza.