Calpur, un genio complejo

Imagen de archivo del dibujante Calpurnio Pisón
Calpurnio Pisón, trabajando con su personaje más célebre, Cuttlas, en el ordenador.
Juan Carlos Arcos / Archivo HERALDO

La edición impresa de HERALDO DE ARAGÓN, sin pretenderlo, pocas horas después de su muerte, hacía este jueves un guiño que hubiera agradado mucho a Calpurnio Pisón, uno de los tipos más geniales que han pasado por esta redacción, llevando en portada sus dibujos para el cartel del Salón del Cómic que este viernes se abre en Zaragoza, y que va a quedar muy tocado por la noticia de su fallecimiento.

Calpur, Eduardo Pelegrín Martínez de Pisón, siempre defendió que los periódicos eran el medio natural del cómic, allá donde este había surgido y donde, como él mismo, se curtieron muchos de los grandes dibujantes de la historia.

Él venía de foguearse en el ‘underground’, de los fanzines de los 80, de ‘El Japo’ donde nació su romántico y esquemático héroe, el vaquero Cuttlas, luego de las revistas ‘Makoki’ o ‘El Víbora’, pero aspiraba a llegar a todos y fue en la prensa generalista donde terminó de realizarse.

Más adelante vendrían una sucesión de álbumes brillantes, los cortometrajes, la serie de televisión, sus años de videocreación ligada a la música electrónica, las revisiones de la ‘Odisea’ y la ‘Ilíada’, andaba ahora trabajando en otro clásico: el ‘Tao Te King’ de Lao-Tsé… 

Zaragozano del 59, afincado durante décadas en Valencia, era una persona reflexiva, culta, con una obra de apariencia sencilla pero riquísima en lecturas posibles. Desde mañana mismo se van a suceder las ocasiones de homenajarlo, en ese Salón que abre en la Multiusos y siempre atrae multitudes y en los Premios del Cómic Aragonés que ya le distinguieron por toda su carrera en 2016 y se entregarán por la noche.

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