Viajes transfronterizos

Vista de la Cúpula de la Roca (c) en la explanada de las mezquitas desde el Monte de los Olivos en Jerusalén
Viajes transfronterizos
Efe

El 25% de los jóvenes entre 15 y 29 años se considera racista; la violencia de género es bastante más frecuente entre parejas de menor edad… ¿Hemos perdido las raíces?

Abraham, Moisés, David… el Antiguo Testamento es ya un cruce de culturas, de Babilonia a Egipto o Jerusalén. Y es que, planificando mi viaje a Tierra Santa, repasaba cómo peregrinos y autores de todas las épocas han dado testimonio de esa mezcolanza y a la vez enfrentamiento.

Desde el siglo XI, bajo el pontificado de Urbano II, los primeros cruzados intentaron conquistar las tierras que creían de Jesús de manos musulmanas, al grito de "¡Dios lo quiere!". Al fervor religioso se uniría el interés social y personal, y entre los cientos de clérigos y caballeros que tomaron las armas y los arreos, destaca un curioso personaje: Pedro el Ermitaño.

Más habituales serían los peregrinos en los siglos XVI y XVII, como el cordobés Alonso Gómez de Figueroa, que dedica su ‘Alcázar imperial’ al Gran Capitán. O el vallisoletano Pedro Tafur, que detalla en su crónica del Monte Sión y otros lugares santos: "Al un canto de la ciadat en la mayor altura, e allí están muchos lugares donde Nuestro Señor fizo mucha maravilla". La obra ‘Viajeros españoles a Tierra Santa, siglos XVI y XVII’ desvela el doble aspecto del paisaje y la espiritualidad.

Por su parte, el corpus ‘Urbs beata Hierusalem’ recopila las hazañas de aquellos nobles caballeros del Siglo de Oro, cuando triunfaban la ‘Jerusalén libertada’ de Torcuato Tasso o el ‘Orlando Furioso’ de Ludovico Ariosto. ¿Y acaso no influyó en la espiritualidad teresiana todo ese contexto cultural? San Francisco haciéndole pensar a Saladino, Ignacio de Loyola, o Carlos de Foucauld en los Lugares Santos, hacen virar la historia.

La tierra de Jesús, otomanos y hebreos, está llena de contradicciones y similitudes, guerra y admiración mutua. Y en este tiempo de intolerancias, que surja una peregrinación adaptada a enfermos y personas con diversidad funcional, como la de la Hospitalidad Jesús de Nazaret, es más que una experiencia religiosa. A la vuelta os cuento. 

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