Redactor de HERALDO DE ARAGÓN en la sección de Deportes

Poblado y frondoso

Poblado y frondoso
Poblado y frondoso
Pixabay

Por suerte, la barba me crece rápido. 

A primeros de mes me dejé bigote, por aquello del ‘movember’, pero la velluda obstinación de mi mentón y mis mejillas ha hecho que vuelvan a lucir peludas y que la gente, por fin, pueda mirarme otra vez a la cara. Fue un compañero de trabajo el que me engañó para ir a la peluquería y hacer el barbicidio. Nos afeitaron a la vez, cada uno en su butaca, y al acabar –tachán– él parecía un galán de telenovela antigua y yo, un corruptor de menores. He pasado diez días esquivando colegios porque si me veían merodear por la puerta fijo que pensaban que quería secuestrar algún niño. No me he quitado la mascarilla al bajar del transporte público porque, sorprendentemente, ni me daba cuenta (comillas, comillas) de que la llevaba puesta. Me he abrigado con la bufanda hasta la nariz, a pesar de los 30 grados vespertinos en el exterior.

He aprendido que si llevas bigote es porque eres humorista, actor porno o dictador de república bananera. No es mi caso. También les queda bien a los ‘influencer’ y al tal Héctor Bellerín, pero tampoco me encuentro en una nómina que me aproxime a ellos. Me fascinan esos cromos de los años 80 en los que aparecen futbolistas con un aspecto demacrado y reenvejecido y al lado del nombre pone que tienen 23 años. Los de pinta más triste llevan todos bigote. Parece que la colección de cromos sea de inspectores de Hacienda o registradores de la propiedad. Tampoco soy ni lo uno ni lo otro. Mi único pecado ha sido estético y en él no me verán caer otra vez, al menos, hasta el próximo ‘movember’.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión