‘Vender’ gobiernos con 15.000 palabras
Tan necesitados estamos de buenas noticias que celebramos con júbilo cualquier anuncio electoral, aun sin conocer si implicará un beneficio real en nuestras vidas.
Nos dejamos deslumbrar por las palabras hasta que las cifras nos iluminan situando el foco en descafeinadas rebajas fiscales y esfuerzos sanitarios loables, pero que se quedan cortos para revertir la crítica situación que tras de sí dejó la pandemia. Creemos a quien nos ‘vende’ que Aragón tiene futuro porque soñar nos permite evadirnos de un día a día de intolerables esperas en las paradas de autobús y en la puerta de las consultas médicas. Abducidos por una realidad esperpéntica de rehenes a la fuerza de 628 días de conflicto en el transporte urbano (y los que vendrán) y de médicos que se indignan cuando les piden por escrito que completen los huecos en sus agendas y que comuniquen sus días libres para agilizar el sistema.
Si el futuro de Aragón pinta bien, el de Zaragoza lo dibujan aún mejor. Aspira la capital a dos sedes estatales, la de Salud Pública y la de Inteligencia Artificial, y a acoger un centro de talento, una zona franca en el aeropuerto, pisos de alquiler para jóvenes a un precio asequible, un estadio de fútbol cuatro estrellas, un Mercazaragoza ampliado... Una ciudad de fábula, que gana en prestaciones conforme se recrudece la batalla electoral entre un presidente, Javier Lambán, y un alcalde y quizá rival, Jorge Azcón, que ‘venden’ su gestión en 15.000 palabras, se tienden la mano pero solo a medias y que, imbuidos por la Constitución de Cádiz, trabajan por nuestra felicidad.