Con la popularidad de Biden en niveles bajos y las encuestas en contra, el Partido Demócrata se enfrenta, en las elecciones legislativas de hoy, a la posibilidad de perder sus precarias mayorías tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. 

Según los escenarios que esbozaba ayer ‘The New York Times’ sería muy improbable –aunque no imposible– que los demócratas consiguieran darles la vuelta a los sondeos, y el único desenlace favorable al que de manera realista podrían aspirar sería salvar los muebles limitando sus pérdidas en la Cámara y manteniendo quizás el control del Senado. Lo más probable es que Biden tenga que gobernar en adelante teniendo en su contra a un poder legislativo dominado por el Partido Republicano. Y con un buen número de trumpistas radicalizados. Estas elecciones que se celebran a la mitad del mandato presidencial muestran la obsesión de los ‘padres fundadores’ que redactaron la Constitución estadounidense por controlar el poder del presidente y evitar que pueda abusar de él. Pero en muchas ocasiones, y así puede ocurrir ahora, llevan a un bloqueo político, porque las iniciativas del presidente pueden ser vetadas por un Congreso hostil, y viceversa. Si los republicanos controlan el legislativo, habrá que ver qué sucede con el apoyo a Ucrania. Washington ya ha empezado a sugerir a Kiev que debe abrirse a negociar con Rusia. Y ante los problemas económicos que provoca la guerra, en el partido de Trump se resisten a firmar a Ucrania un cheque en blanco. Si tienen mayoría en el Congreso podrían retrasar o bloquear los envíos de armas y dinero.