Por
  • Laura Bordonaba Plou

Belleza matemática

Belleza de las matemáticas
Belleza matemática
Pixabay

La otra tarde, a la salida de la presentación de ‘Un tal González’, de Sergio del Molino, coincidimos con un señor encantador con el que charlamos un rato. 

Era el profesor de Mates de Sergio en su instituto de San José. Estuvimos hablando de aquellos tiempos, de la belleza de las matemáticas y de los alumnos. Bastaron unos minutos con él para darnos cuenta de que es uno de esos profesores que seguramente siempre recuerdas.

Y me hizo acordarme de Mariano, mi profesor de Matemáticas en 3º de aquello que se llamaba BUP. Mi amiga Patricia, que lo había tenido como profe el año anterior, me lo avisó: con Mariano vas a comenzar a entender las matemáticas.

Y se obró el milagro. Las entendí, las disfruté, dejé de tener miedo y de sentir que aquel lenguaje me odiaba. Mariano era uno de esos profesores que mira a los alumnos desde la misma altura, desde el deseo de aprender, sin dejar a nadie atrás. Volví a tenerlo como profesor en COU, pasé la Selectividad, y sus matemáticas me salvaron en Madrid, cuando me fui a estudiar a la UC3M y tuve que darle duro a la Estadística. Mariano viajó conmigo en esa maleta, él y su bata blanca, porque siempre fue profe de los de bata blanca y alma bella. Siempre educado, siempre paciente, siempre creyendo en los alumnos. Bertrand Russell ya decía que las matemáticas poseen verdad. Cómo me gustaría que leyese estas líneas, para decirle que para mí el teorema más importante de las matemáticas no es el de Pitágoras, sino el que lleva su nombre.

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