Sexismo en la Complutense

Los aspirantes esperan para entrar al aula en la Facultad de Derecho de la Complutense de Madrid.
Sexismo en la Complutense
Luca Piergiovanni. Efe

En la fachada del colegio mayor masculino ‘Elías Ahuja’, en la Universidad Complutense de Madrid, solo hay dos ventanas iluminadas. 

Desde una de ellas, un muchacho, desgañitándose, se dirige a las moradoras de una residencia femenina aledaña, calificándolas de "putas ninfómanas". El alegato culmina con un "¡vamos, Ahuja!", que hace que suban de golpe casi todas las persianas de la fachada y que decenas de chicos vitoreen. Extrañamente, no se han difundido imágenes de la residencia femenina, donde se conocía de antemano el acontecimiento.

Que tales hechos sean una tradición sin ánimo de vejar ni acosar, no impide que haya mujeres que, con razón, se puedan sentir vejadas e intimidadas. Por ello, las autoridades que vienen consintiendo semejante mamarrachada, desahogo procaz y machista de un colectivo reprimido, si tuvieran un poco de vergüenza, tendrían que haberse sumado a la petición de perdón que han hecho los colegiales y, sobre todo, dimitir de sus cargos. En lugar de esto, eluden su responsabilidad y proponen expulsar a unos jóvenes que lo que más precisan es educarse.

Y si hablamos de educación, convencido de lo perjudicial que es discriminar en función del sexo el acceso a una institución formativa, me pregunto cómo es posible que una universidad pública acoja tal práctica. Por otra parte, en general, creo que, para promover el respeto y la igualdad, no bastan las aulas mixtas, ni unas cuantas charlas sobre género. Así lo indica el aumento del machismo explícito que se observa entre adolescentes y jóvenes. Coeducar exige dar ejemplo y medios.

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