Por
  • Katia Fach Gómez

Otra forma de cantar las cosas

Las canciones también pueden ser instrumentos pedagógicos.
Las canciones también pueden ser instrumentos pedagógicos.
Krisis'22

En la canción ‘Así bailaba’, Amaia y Rigoberta Bandini repiten la frase «la niña hoy no puede lavar porque es que tiene que bailar».

 Las dos artistas pronuncian ese lema con una enfatización conscientemente ‘in crescendo’, subidas encima de una mesa y felizmente desmelenadas. Estas cinco palabras, «la niña tiene que bailar», bien podrían ser la banda sonora de varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, tan presentes en los foros académicos y sociales y tan tristemente necesarios en nuestro planeta. Fin de la pobreza, educación de calidad, igualdad de género, reducción de las desigualdades y paz, justicia e instituciones sólidas son algunos de los grandes ODS 2030 que se volverían mucho más tangibles si, justamente, los niños no pudiesen trabajar porque tuvieran que bailar. Imaginemos a 160 millones de niños bailando alegremente al unísono. ¿Existe una imagen más poderosa? 160 millones es, justamente, el atroz número de menores de edad que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Unicef se ven actualmente obligados a trabajar. Sería maravilloso que la idea de alterar la letra original de una canción infantil ya trasnochada también ayudase a transformar una realidad tan extremadamente dura.

Sería asimismo prodigioso que las letras del juglar Drexler consiguiesen permear algunos cerebros ya que, como el cantante subraya en su celebrada charla TED, la poesía y la música nos permiten entender la complejidad y la densidad de nuestras propias identidades. Todos somos, aunque nos resistamos a verlo, tan mestizos como la décima y la milonga. Todos somos «de ningún lado del todo y de todos lados un poco». Por eso Drexler cuestiona las fronteras, geográficas y mentales, que impiden que los más desfavorecidos tengan acceso a nuestras Disneylandias occidentales. Nuevamente, la música nos permite conectar con algunos de los grandes temas políticos y jurídicos de nuestra actualidad, como es la propuesta de la Unión Europea de un nuevo Pacto de Migración y Asilo. La cifra histórica de 100 millones de desplazados forzados que, según la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), se ha alcanzado en el año 2022, remacha la acuciante necesidad de estas reflexiones.

Algunos cantantes, especialmente los que retratan a los fantasmas de nuestras sociedades a través de sus composiciones, tienen afortunadamente una vida artística larga. Buena muestra de ello es Kate Bush, quien ha conseguido encandilar a las nuevas generaciones gracias a la inclusión de su tema ‘Running up that hill’ en la banda sonora de ‘Stranger Things 4’. Otra canción de esta cantautora británica, titulada ‘Breathing’ (Respirando), se publicó en el ya lejano 1980, pero hoy en día podría convertirse en una réplica universal a las amenazas de perpetrar un ataque nuclear. Quienes pensaban que el vídeo de Amaia y Rigoberta era moderno e inquietante, no se pierdan a Bush dentro de un útero transparente. A quienes les parezca disruptiva la parte hablada de la canción ‘Movimiento’ de Drexler, escuchen la voz masculina de ‘Breathing’ describiendo asépticamente el destello de una bomba nuclear. Según información difundida por el Comité Internacional de la Cruz Roja, la detonación de un arma nuclear en un área poblada provocaría muerte y destrucción masivas, generaría desplazamientos a gran escala y causaría daños a largo plazo a la salud humana, así como al medio ambiente, a las infraestructuras, al desarrollo socioeconómico y al orden social. Es por ello que en foros internacionales muy diversos se critica que aún no formen parte del Tratado internacional sobre la no proliferación de las armas nucleares varios Estados poseedores de tales. Con mayor motivo, la actitud de estados nuclearmente armados, como la Federación Rusa, que sí son formalmente Estados parte del citado texto internacional, está recibiendo durísimos calificativos por parte de la opinión pública internacional.

El curso escolar y universitario recién iniciado posiciona a los profesores frente a sus temarios tradicionales. Tal vez este sea un momento propicio para que nos acerquemos con nuevos ojos a los contenidos que habitualmente transmitimos en nuestras enseñanzas, porque un docente que asume el esfuerzo de contar -o incluso de cantar- las cosas de otra forma es un docente que sigue enamorado de su profesión.

Katia Fach Gómez es profesora #de la Universidad de Zaragoza

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