Un debate desigual y estéril
El Senado ha acogido un inhabitual duelo parlamentario entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Inicialmente, y según lo previsto, Pedro Sánchez ha esgrimido la bondad de su programa energético y Alberto Núñez Feijóo le ha reprochado que llega tarde y lo gestiona mal. Pero, en realidad, ambos han abordado el debate, especialmente el líder socialista, como el inicio de una larga precampaña electoral. Craso error. El país necesita pactos de Estado que ayuden a las familias y a las empresas a sobrellevar las dificultades económicas que se adivinan en el horizonte si no se adoptan medidas urgentes, consensuadas y eficaces. Las comparecencias en las Cámaras deben servir antes para articular soluciones a los problemas de los ciudadanos que para hacer campaña ante las elecciones municipales y autonómicas.
Sánchez ha comunicado que las plantas de cogeneración se beneficiarán de la excepción ibérica como pedía, entre otros, Aragón. Se trata de una medida relevante para la industria, pero para este anuncio no hacía falta un debate parlamentario. En realidad, la comparecencia solicitada por el jefe del Ejecutivo con la excusa del ahorro energético, se ha ceñido a su objetivo de intentar rebajar las expectativas electorales de Feijóo, al que los sondeos le dan ventaja, en un cara a cara muy desigual por el tiempo disponible para cada uno: el inquilino de la Moncloa no tenía ningún límite, mientras que el líder del PP disponía de 15 minutos de discurso y 5 de réplica.
Es una lástima que el PSOE y el PP hayan desperdiciado otra ocasión de acercar posturas y llegar a acuerdos que son muy necesarios para el conjunto de la sociedad. En un momento de múltiples incertidumbres económicas y geopolíticas, los líderes del país deben estar a la altura de las circunstancias y no solo de sus ambiciones electorales, por muy legítimas que sean.
