La otra cara de Caralibro

Los mejores memes tras el fallo de Facebook.
La otra cara de Caralibro
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Casi todo lo que uno lee sobre las llamadas redes sociales, las telemáticas, son advertencias y reprobaciones a propósito de sus peligros y de los efectos dañinos que pueden causar: trolas y ‘trolls’, riadas de odio, adicciones fatales, estafas, fraudes, conspiraciones, infundios, calumnias, tonterías sin fin... 

Diríase, imitando a Cervantes, que toda maldad "tiene allí su asiento". Así que quienes no somos aficionados a navegar por ellas llegamos a pensar: ¡uf, menos mal, de la que me estoy librando! El caso, sin embargo, es que las redes sociales tienen miles de millones de usuarios en todo el mundo, que en España, imagino, deben de ser unas decenas de millones. Así que, algo bueno tendrá que ocurrir también por esos andurriales cuando tantos conciudadanos se sienten atraídos allí. Por eso me agradó mucho leer el elegante artículo que Katia Fach publicó el domingo 28 en nuestra Tribuna, ‘Don Ángel, mi favorito de Facebook’. La profesora Fach nos contaba la simpática y estimulante experiencia que ella tiene en la más famosa de las redes sociales –a la que españoliza y humaniza llamándola ‘Caralibro’–, especialmente con un agradable contertulio digital que, nos dice, cada vez que "asoma su patita por Facebook, tiene el enorme don de crear una burbuja de buen rollo y felicidad". El artículo de Fach contiene, me parece, un solidario mensaje de ánimo para ese ‘don Ángel’, su "‘influencer’ favorito". Pero sobre todo es una prueba de que, a pesar de arrastrar tantos siniestros desvaríos, las redes tienen otra cara, una faceta espléndida y gozosa, constructiva e instructiva. Y además estoy seguro de que, aunque sea la menos notoria, esa faceta es la más abundante.

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