Menú energético: cuanto más variado, mejor

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Menú energético: cuanto más variado, mejor
Pixabay

Ninguna fuente de energía nos garantiza el suministro. Todas pueden fallar. 

Putin puede cortar el gas. Una guerra en el golfo Pérsico nos dejaría sin petróleo. Si falta agua, los embalses no producen electricidad. La sequía afecta también a las nucleares, que necesitan agua para refrigerarse; y además tienen que someterse a delicadas revisiones periódicas o detenerse a la menor avería. Si no sopla el viento, las aspas se paran. Si viene una temporada de nublados, las placas solares no producen. La energía solar también sería vulnerable ante una erupción volcánica que oscureciese el cielo durante meses con sus cenizas; y ha ocurrido varias veces en tiempos históricos. En fin, que la primera clave de la seguridad y de la independencia energéticas es ‘diversificar’. Hay que abastecerse de múltiples fuentes, de modo que si falla una, o fallan dos, tengamos dónde echar mano. Eso puede significar duplicar inversiones, pero no es un derroche, es un seguro de vida. En Francia anuncian el racionamiento de la electricidad porque la mitad de sus centrales nucleares están paradas. Pero el error no está en tener nucleares, sino en depender ‘demasiado’ de ellas. En Alemania tiemblan por si Moscú cierra el grifo, pero el error no estaba en comprarle gas a Rusia, sino en depender ‘demasiado’ del gas ruso. La estructura energética española está, en algunos aspectos clave, mejor diversificada que la francesa o la alemana. Tenemos nucleares, pero no solo; compramos gas a muchos proveedores, por tubería y por barco. Hay que perseverar en ese camino. Diversificando, que es gerundio.

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