Por
  • Víctor Juan

Huevos

Los seres humanos más osados y valientes son mujeres.
Los seres humanos más osados y valientes son mujeres.
Alexa en Pixabay

Los órganos sexuales masculinos, coloquialmente llamados huevos, sirven para muy pocas cosas. Importantes, sí, pero pocas y cuando los mentamos casi nunca hacemos referencia a su auténtica función.

 Por ejemplo, cuando alguien dice que una cosa se hará por huevos es casi seguro que está refiriéndose a una imposición, a una cuestión que no tiene que ver con la razón, sino con la fuerza. También solemos utilizar la expresión tener huevos para decir de alguien que tiene carácter, que es capaz de actuar temerariamente, que lo arriesgaría todo, asumiendo con entereza la pérdida de lo mucho o poco que tiene, y que volvería a empezar sin importarle las dificultades que encontrara en su camino. Lo que comúnmente llamamos huevos es un mal resumen de muchas cosas. Por eso, aunque me duele, entiendo que en La Romareda el sufrido zaragocismo cante, en algunas ocasiones, «échale huevos, equipo, échale huevos…» con la melodía de «Guantanamera», la popular canción cubana, porque gritarles a los jugadores que sean generosos y solidarios, que combinen inteligencia y arrojo, velocidad y depurada técnica, visión de juego, contundencia en defensa y capacidad de sacrificio, es, casi seguro, demasiado largo. Además, esas cosas a las que llamamos huevos no tienen nada que ver con los sexos ni con los géneros. Los seres humanos más valientes que conozco, los más osados y generosos, esos que le plantan cara a la vida con más coraje y que demuestran mayor capacidad de sacrificio, son todos mujeres.

Víctor Juan es director del Museo Pedagógico de Aragón

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