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Cartas: Las catastróficas repercusiones del tabaco

El tabaco es malo para la salud y para el medio ambiente.
El tabaco es malo para la salud y para el medio ambiente.
Aránzazu Peyrotau / HERALDO

Las guerras las provocan los intereses de unos pocos pero afectan a muchos.

 Lo mismo sucede con el calentamiento global, la quema de los montes o los patinetes por las aceras. Mencionar la violencia de este y otros tantos tipos –como los pinchazos en zonas de ocio– me consumiría muchas líneas, pero voy a insistir en un tipo de violencia bastante generalizada y amparada por el sistema: el tabaco. El tabaco mata al que fuma y al que está al lado, es una ruina al sistema de salud, y contamina el ciclo del oxígeno y del agua. La colilla de un cigarrillo puede contaminar hasta 500 litros de agua por sí sola, eso acaba matando los árboles cuyos alcorques se usan como ceniceros. En contacto con el agua, los filtros de los cigarrillos tienen repercusiones catastróficas. El número de colillas en las aguas de los océanos supera al de cualquier otro tipo de residuo. Nicotina, arsénico, plomo… contaminan el agua, la flora marina, y acaban en los estómagos de los peces y en los de los seres humanos cuando consumen pescado. Y todo eso y más, hace responsables no a unos pocos, sino a muchos. España es el país de Europa donde más se fuma; se consumen 32.800 millones de cigarrillos. Según la Encuesta Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, tiene un 34,4% de fumadores habituales mayores de 16 años. ¿Y qué se hace con la salud pública? Ni administradores ni administrados van a dejar su sucio interés por la salud del planeta ni de los seres humanos. Si no se está educando con valores humanos, pronto los intereses espurios de las minorías en el poder y las mayorías poseídas nos acercarán al final: «Y vino el tiempo señalado para dar su galardón a los que temen tu nombre, y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra» (Apocalipsis 11:18).

José Luis Sancho Sánchez

ZARAGOZA

Mala educación en la sala de cine

Quiero poner en consideración la pervivencia de las generaciones de la mala educación. Así como en el teatro el comportamiento maleducado e incívico es reprobado durante una representación... ¿cómo es posible que en el cine eso no suceda? Nos hemos acostumbrado a que, con la aparición de los nuevos dispositivos, ya no se respete algo tan elemental como el silencio y el saber estar. Con el foco de luz de dichos dispositivos cada individuo se convierte en su propio acomodador, los constantes ruidos de envío y recepción de mensajes, las conversaciones vía mensaje de voz y hasta las conversaciones vía telefónica, las pantallas luminosas que deslumbran y tantas cosas que incomodan al espectador de este magnifico arte hacen reflexionar sobre la asistencia a las grandes pantallas, con precios además no especialmente baratos. Si no tienen interés en la película, ¿no sería mejor que estas gentes se quedaran en su casa?

Miguel Ángel Magallón Ansón

ZARAGOZA

Los ‘macguffin’ de Sánchez

Macguffin es un término acuñado por Alfred Hitchcock que designa una excusa argumental que motiva a los personajes y el desarrollo de una historia, pero que carece de relevancia por sí misma. Pedro Sánchez ha utilizado muchos, el último es el decreto de ahorro energético, improvisado, ineficaz, carente de rigor jurídico, pero lanzado con la finalidad de motivar a los españoles y tenerlos enfrascados en discusiones. Todo ello con unos turiferarios medios de comunicación perfectamente engrasados con miles de millones y una plétora de avezados tertulianos televisivos que alimenten dichas discusiones. Se pretende desviar la atención hacia lo irrelevante y acallar otras cuestiones. Un ‘macguffin de libro’. El problema surge cuando alguno de los afectados por ese decreto se da cuenta de las carencias jurídicas y se le ocurre recurrir a la Justicia, como ha hecho Isabel Díaz Ayuso. Inmediatamente el Gobierno la tacha de insolidaria y la reta con la frase: «En España se cumple la ley». Entonces recordamos que Sánchez no es tan beligerante con la Generalitat de Cataluña, que ha incumplido una sentencia judicial que le obligaba a impartir clases en español, o con los homenajes a terroristas, que están prohibidos por ley. Lo cual convierte el ‘macguffin’ en un tiro en el pie del creador del mismo.

José María Bello Mercadal

Zaragoza

Familias disfuncionales

La mayoría de las familias son funcionales: hay buena cooperación y relación entre todos sus miembros. Los progenitores educan bien a sus hijos y buscan su beneficio y el de la sociedad. Les conocen, saben cuáles son sus puntos fuertes y les animan a potenciarlos, al tiempo que minimizan o mejoran los débiles. Sin embargo, hay familias disfuncionales en las que la relación entre los progenitores es mala y no quieren, apoyan ni educan a sus hijos. A veces los críos cargan con la responsabilidad emocional de estas familias. Son utilizados y ninguneados por sus progenitores, explotados, utilizados y a veces incluso se les niegan sus derechos fundamentales. Consciente o inconscientemente vuelcan sobre ellos sus problemas y conflictos y no les permiten el ejercicio de su libertad. Son sobreexigidos, manipulados, condicionados y no les aceptan. Cualquier intento del niño, adolescente o joven de emanciparse es interpretado como la hecatombe familiar y les chantajean. Para estos niños es luego muy complejo ser independientes y deshacerse de esos lazos insanos. Si vemos a algún niño, adolescente o joven cargando con sus familias, ayudémosle y demos la voz de alarma. Nadie merece ser tratado de esa manera y todos merecemos ser felices y poder desarrollar nuestras capacidades.

Carmen García Morán

ZARAGOZA

Alquileres turísticos y molestias

Desde hace tiempo se permite el alquiler de viviendas de uso turístico, que ofrecen una alternativa diferente y por lo general más económica que la del hotel. Así, a través de plataformas tecnológicas, salen al mercado pisos por días, semanas o meses, lográndose sabrosas ganancias en base a una alta rotación de turistas. Ahora bien, lo que menos importa a sus propietarios son los problemas de convivencia que puedan originar a los vecinos del inmueble: voces altas e incluso gritos, música estridente y a deshora, arrastre de maletas y bultos, horarios intempestivos e incompatibles con el descanso, así como tráfico de bicicletas y patinetes en los elevadores. Siendo el problema un conflicto de derechos de propiedad entre quien está obligado a vivir en el edificio –uso residencial– y el que alquila el piso a turistas –uso turístico–, bien se deberían implantar en todos los edificios medidas correctoras para minimizar las múltiples molestias que la gente de paso origina.

Asun Sánchez Ramos

ZARAGOZA

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