Aviones

Aeropuerto de Barajas.
Aeropuerto de Barajas.
Jesús Hellín / Europa Press

Veo un avión alzarse al cielo de Madrid e imagino que es el tuyo, Lara. 

Uno blanco de United Airlines con la bandera estadounidense pintada en la aleta. En la bodega va tu maleta grande fucsia en la que has metido apretada toda la ropa que te ha cabido para un año. En la mochila de mano llevas el móvil, el pasaporte, unos dólares, una foto de la familia Young que te espera al otro lado del Atlántico, unos pocos nervios, todas las ilusiones y los sueños de los 16 años. Este verano me recordaba Facebook la foto de cuando te marchaste sola por primera vez a tu primer campamento. Tenías ocho años, una mochila que entonces te quedaba muy grande, melena corta, una sonrisa bonita a la que le faltaba algún diente y esa mirada curiosa que has tenido desde que naciste. Ibas a subirte a un tren que te llevaba a Canfranc.

En estos días de despedidas y emociones busco ese poema de Khalil Gibran, ‘Nuestros hijos’, que me ha recordado mi padre más de una vez. «Nuestros hijos no son nuestros, no nos pertenecen, pertenecen a la vida, al futuro…», escribió el poeta libanés. Criar a un hijo es darle alas y raíces. Aprender a despedirnos en estaciones de tren y aeropuertos. Sembrar con paciencia y recoger frutos. Acertar y equivocarnos. Acompañaros en el camino. Enseñaros juegos, películas, libros, canciones, playas, experiencias, sabores, abrazos, historias. Dejarte volar, Lara, a ti y a tus hermanas. Desearos suerte, emocionarnos, intentar disimular las lágrimas en Barajas, esperar que este año el tiempo pase rápido.

Paula Figols es periodista y escritora

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