El eccehomo reivindicado
El fuego de días pasados en tierras del Moncayo ha rondado muy de cerca el Santuario de Misericordia.
Sí, esa ermita de Borja que el resto del planeta conoce por una desfigurada pintura del eccehomo en uno de sus muros. Afortunadamente, el edificio se salvó y no ha habido que incluirlo entre los daños que aquel incendio, que ayer por fin se daba por controlado, ha dejado, también, en el patrimonio histórico-artístico.
Hubiera sido un final épico para el despropósito que originó el primer gran chiste viral y global, para el suceso de Aragón que más difusión internacional ha tenido en toda la historia. Y hubiera llegado justo cuando está a punto de cumplirse, el próximo domingo, el décimo aniversario de la noticia en este periódico sobre la fallida restauración ejecutada por Cecilia Giménez, publicación que dio la vuelta al mundo en unas horas empujada por los medios de comunicación de los cinco continentes y por las redes sociales.
Cuántas carcajadas provocó la imagen religiosa de Elías García Martínez echada a perder. Qué pronto el lado cómico del asunto se impuso sobre lo que aquella chapuza decía de la frágil conservación del patrimonio en este territorio, de la falta de consideración y de medios.
Aunque a algunos la sonrisa se nos heló enseguida. Cuando, lejos de pasarse página e ir tapando las vergüenzas, esta historia comenzó a ‘reivindicarse’, a ser utilizada por administraciones públicas para hacer caja y por una anciana para mantener a su familia. En eso seguimos diez años después.
