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  • EDITORIAL

Con alegría y sin agresiones

Las fiestas populares deben ser ocasión para la alegría y la convivencia.
Las fiestas populares deben ser ocasión para la alegría y la convivencia.
Jorge Escudero

Es un aspecto más, y especialmente grato, de la recuperación de la normalidad después de los duros años de pandemia que las ciudades y los pueblos de Aragón estén celebrando ya, ‘como siempre’, sus fiestas patronales.

 Lo deseable es que se expresen la alegría y el bullicio de los festejos populares, pero que la concurrencia de personas no sirva de cobertura para hechos lamentables como los pinchazos que están sufriendo en lugares de diversión muchas mujeres jóvenes; sucesos que hay que investigar para impedir que se repitan.

Son ya numerosas las localidades aragonesas -entre ellas, Teruel capital- que este verano han podido celebrar nuevamente con normalidad sus tradicionales fiestas, después de dos años de inevitable prohibición a causa del riesgo que suponían durante los momentos más duros de la pandemia. Esta semana el ciclo festivo llega a uno de sus clímax, mañana comienzan en Huesca los festejos de San Lorenzo y el próximo día 15 la geografía aragonesa se convertirá en una marea popular durante los días más ‘festivos’ del calendario. Sin duda son muchos los ciudadanos que esperan con ilusión recuperar unas celebraciones que están arraigadas en la tradición y en la identidad de cada población. Este regreso de la fiesta es una buena noticia y hay que desear que se desarrolle en medio de la mayor alegría y diversión, con las medidas necesarias para garantizar la seguridad de todos. Es lamentable que en ocasiones el discurrir de la fiesta se vea interrumpido por agresiones que siempre merecen condena, especialmente cuando tienen una orientación machista. Y en este momento preocupan sobre todo esos extraños pinchazos de los que han sido víctimas varias decenas de mujeres jóvenes por toda España en las últimas semanas. Estén o no asociados a la inyección de drogas o a delitos sexuales, son hechos graves, que deben ser investigados y erradicados. Para que la alegría de la fiesta no se mezcle nunca con la violencia.

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