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Cartas: Apagar las luces para ahorrar energía

Las ciudades con poca luz parecen más tristes y peligrosas.
Las ciudades con poca luz parecen más tristes y peligrosas.
Aránzazu Navarro

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se rebela una vez más contra una medida del Gobierno del país y dice que «Madrid no se apaga». Sin luces, la ciudad presenta un aspecto triste e inseguro, sin duda. El apagado de luces por obligación recuerda a los estados de guerra. De momento, estas restricciones no se aplicarán a los domicilios particulares, pero es posible que también lleguen un día. Es esperable que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, también diga que su ciudad no se apaga en Navidad, obsesionado como está por su exceso de luces navideñas. Apagar las luces de los escaparates de los comercios a las 22 horas no es una buena medida, aunque tal vez necesaria, porque ciertamente ocasiona inseguridad en las calles. Hay calles en las ciudades en las que las únicas o casi únicas luces son las de los escaparates de las tiendas. Precisamente en algunos barrios de Zaragoza se ha estado pidiendo desde hace tiempo más luces en sus calles. Oigo en la radio a un especialista decir que las medidas del Gobierno para el ahorro de energía son más pedagógicas que efectivas. Reducir la velocidad máxima en las carreteras es otra medida de ahorro que está en el pensamiento de quienes pueden tomarla, pero todos sabemos que las limitaciones de velocidad no se cumplen. Los 120 kilómetros por hora no los cumple casi nadie. 19 y 27 se han convertido en cifras límite de temperaturas en grandes superficies y transporte público. 27 grados en aire acondicionado y 19 grados en calefacción. Hay locales en los que actualmente se pasa frío en verano y mucho calor en invierno, y ese derroche ya no nos lo podemos permitir. Todos hemos de poner algo de nuestra parte, al menos si no vivimos en Madrid, la ciudad de la libertad según su presidenta.

Antonio Nadal Pería

ZARAGOZA

Motomami en el telediario

Desde que la cantante Rosalía inició su gira de conciertos, TVE, en concreto en el telediario, viene obsequiándonos casi a diario con algunos momentos de sus actuaciones. Les recordaría a sus directivos que la televisión pública está al servicio de todos los españoles, y no solamente al de los fans de esta señorita. Y ya que han decidido incluir en los informativos lo relativo a este tipo de eventos, ahora que la mayoría de los cantantes españoles están de gira por nuestro país, podrían ser más justos y equitativos y deleitarnos también con alguna de sus actuaciones. Estoy pensando, por ejemplo, en Joan Manuel Serrat, que ha comenzado su gira de despedida tras más de cincuenta años de impecable trayectoria y maravillosas canciones que permanecen en nuestra memoria. En relación con lo anterior me asaltan tres preguntas: ¿Seguiremos así todo el mes de agosto? ¿Cuántos seguidores de Rosalía ven el telediario? ¿Resistirán cincuenta años Rosalía y sus Motomamis?

Inmaculada Martínez Estrada

ZARAGOZA

Gastar es fácil

Gastar es muy fácil y con el dinero de los demás mucho más. Nuestro presidente, el rey de las medias verdades, creyendo que tocando a los grandes empresarios gana puntos con sus votantes, los zarandea y les dice que lo que tienen que hacer es pagar más impuestos. Que el que más gane pague más me parece bien, pero cuando esas ideas salen de un gobierno que cuenta con personajes que no pagaban la Seguridad Social a su trabajador, o que viajan en avión del Ejército a Estados Unidos con sus cuchipandis sin dar explicaciones, que usan el helicóptero para moverse unos pocos kilómetros, con un gasto innecesario, no creo que sean los mas apropiados para decirnos que tenemos que ahorrar. La deuda de país es tan enorme que será imposible de pagar, ni siquiera quitándonos la corbata. La casta sigue. El ejemplo de nuestro Gobierno es el de ‘gasta que alguien pagará’.

Adela Laborda Gavalda

ZARAGOZA

El lío de las tarifas eléctricas

Yo era uno de esos tontos (Sánchez Galán ‘dixit’) que tenía la tarifa eléctrica regulada. Harto de pagar el precio mas caro, me decidí a buscar una más barata, una oferta de precio fijo a cualquier hora del día. Cuando leí las condiciones me sentí engañado por la compañía y, lo que es peor, por mi gobierno. Tengo la gran suerte de no necesitar el bono social que se ofrece a los desfavorecidos. Si lo necesitas, tienes que morir al palo de la tarifa regulada que sigue siendo la más cara. Otra de las grandes ofertas del Gobierno para ‘ayudar’ a las clases media y trabajadora fue poner ‘tope’ al precio del gas para rebajar el de la electricidad; por cierto, sin conseguirlo hasta la fecha. Bueno, pues sorpresa, en las condiciones de esa tarifa ofertada el pagano del bono social es el ciudadano que pasa a una tarifa ‘libre’; es decir, yo (y usted, claro). Pero no solo eso, el tope al precio del gas que ‘perjudica’ a las eléctricas no lo compensa quien lo ha vendido como una medida social, ni mucho menos. Desde mayo, esa ‘compensación’ corre a cargo del mismo que paga el bono social, es decir, otra vez yo (y usted). Si lo primero podría entenderse como un aporte solidario, lo segundo me parece una desfachatez. Los que necesitan del bono social tienen que pagar la electricidad más cara (gana la eléctrica) y los que buscan ahorrarse un poco tienen que costear las ideas del gobierno (gana la eléctrica de nuevo). A ver si puedo ahorrar un par de euros al mes y, por fin, puedo comprarme una sandía.

Ángel Salvador Luis

ZARAGOZA

Adiós a mosén Justo, párroco de Illueca

Me comunican que ha fallecido D. Justo García Ruiz, que fue durante más de cincuenta años párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Illueca. Estudió en el Seminario de Tarazona, porque en sus años de seminarista Ágreda pertenecía a esa diócesis. Recién ordenado sacerdote, tuvo como monaguillo en sus primeras misas al que después fue arzobispo de Zaragoza, D. Vicente Jiménez Zamora. Ejerció su ministerio en El Buste y en Tierga, antes de su nombramiento como párroco de Illueca. Entregado a las comunidades cristianas y a la Adoración Nocturna, cuyo centerario tuvo el privilegio de celebrar. Tuve una estrecha relación, tanto en sus actos religiosos como en la defensa de su mensaje evangélico. Nuestras familias se quisieron y se respetaron. Algún episodio irreverente se produjo en cierta ocasión; y yo me puse del lado del sacerdote y le animé; porque él siempre cultivó las obras de caridad cristiana. ¡Cuántos enfermos encontraron el consuelo del sacerdote en visitas innumerables! ¡Cuántos, en sus últimos momentos, fueron confortados con la unción y las palabras de esperanza! Quise a mosén Justo y aplaudo su incansable misión. Siento su pérdida. Dios lo tiene en su presencia.

José Javier Forcén Ruiz

ZARAGOZA

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