La sintonía

Fotograma de 'Curro Jiménez'
Fotograma de 'Curro Jiménez'

En las noches de verano, dentro de ese duermevela de mil vueltas buscando un poco de frescor, es fácil confundir lo onírico con lo real. Me parece escuchar en la radio que hay un duelo de satélites en el espacio. Es una especie de guerra silenciosa en la que algunos satélites son dotados de brazos articulados para robar piezas y boicotear a los satélites de otras potencias rivales. Me imagino la escena a cámara lenta, como en ‘2001 Odisea del espacio’, pero no escucho ‘El Danubio azul’. Lo que suena en mi duelo espacial es la música de cabecera de ‘Curro Jiménez’, compuesta por Waldo de los Ríos.

Algunas tardes me engancho a la serie de TVE que reponen a la hora de la siesta. Siempre me acuerdo de mi abuela, que no se perdía un capítulo. Es una de esas series que mejoran con el tiempo. A mí me parece magnífica. Al final de un capítulo dirigido por Pilar Miró, suena ‘Duelo de navajas’, que compuso Antón García Abril para la serie. La guitarra española suena maravillosamente.

A mi abuela le gustaban, sobre todo, los caballos y la gallardía de Sancho Gracia como jinete; y a mí –que me dan miedo los caballos– me gusta todo lo demás. Llevo días con la sintonía de la serie repiqueteando en mi cerebro. Esa música encaja con todo, hasta con los satélites. Me da ritmo cuando aderezo a la manera antigua una carne que voy a guisar, cuando friego el suelo de la cocina, cuando tecleo en el ordenador, cuando plancho unas sábanas de algodón odiosas de verdad, cuando voy por la calle Mayor e intento imitar la galanura de mi abuela en su forma de caminar. 

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