Gaizka, quédate

Tras meditarlo veinticuatro horas, finalmente, el Real Zaragoza decidió no rubricar su acuerdo con Gaizka Campos, anunciado oficialmente el día anterior, 6 de julio, al haberse hecho público que el guardameta, en 2013, a los 16 años, dijo que le tenía "asco al Zaragoza", en un tuit donde celebraba un gol que le daba la victoria al Athletic de Bilbao en La Romareda.

Indicando que aquella declaración no coincide con "la persona y el profesional" que hoy es Campos, el club comunicó con elegancia que cancelaba su contratación por "respeto a nuestra historia y a nuestra afición", y porque dicho antecedente implicaría una gran "presión" para el deportista. Por su parte, Campos se disculpó y concluyó que "de los errores se aprende".

Este episodio me deja tres impresiones. La primera y principal es que la minoría de edad está desprotegida frente a la llamada ‘cultura de la cancelación’. Ninguna institución ha defendido al Campos adolescente. Y los medios, al dar la noticia, solo recordaron que hay que tener cuidado con lo que se dice en las redes sociales. La segunda impresión es que dicha ‘cultura’ no da segundas oportunidades, ni siquiera cuando penaliza nimiedades. Y la tercera, que la ‘cancelación’ también se impone a quien la aplica, como en este caso, a su pesar.

Finalmente, creo que la afición del Real Zaragoza, que sí disculpa y renueva oportunidades, hubiera recibido al chaval con iniciales reservas, quizás, pero sin rencor, apoyándolo y animándolo. Me parece oír a la grada, tras su primera parada: "Gaizka, quédate, Gaizka, quédate, Gaizka, quédate".