Ventiladores

La electricidad ha marcado esta semana un récord histórico de 110 euros por megavatio
Ventiladores
HA

Las tiendas de electrodomésticos de Zaragoza están bien pertrechadas de ventiladores y otros aparatos para refrigerar el ambiente. 

Mejor así. Hay mucha gente desesperada por hacerse con uno y solo faltaba que también de esto hubiese escasez. Pero no, al parecer los comerciantes vieron la que se nos venía encima y acumularon ‘stock’. Menos mal que todavía hay alguien con cierta capacidad de previsión. Lo malo es que resulta difícil encender el ventilador o poner el aire acondicionado –el que lo tenga y se atreva– sin sentir algo de culpa. El cambio climático aumenta el calor, para aliviarlo recurrimos a aparatos eléctricos, la electricidad se produce –en parte– quemando gas y al quemar gas se libera el dióxido de carbono responsable del cambio climático. Estamos atrapados en un círculo vicioso, que encima nos cuesta carísimo cuando llega la factura de la luz. Un bucle. Me recuerda un relato más bien triste de Julio Cortázar, ‘Con legítimo orgullo’, que no habla del calor ni del clima sino de la guerra, pero en el que la gente también está atrapada en una iteración nefasta y sin embargo ineluctable. Aquí en la realidad también tenemos guerra, por cierto, aunque en este momento los cañonazos suenen con sordina. La ola de calor vuelve a la carga. Ayer nos dio un respiro gracias al viento. El cierzo es el mejor ventilador, el más potente, y la factura la pagará Eolo. Pero ni de eso pudimos disfrutar a gusto. El viento, que alivia la sensación de calor, aviva las llamas y Aragón arde. Más vale que no sople, aunque el calor apriete. Ya pondremos el ventilador.

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