Director de HERALDO DE ARAGÓN

Debate de salvación

Fotos del Debate sobre el Estado de la Nación
Debate de salvación
Agencias

Más que el debate sobre el estado de la nación lo celebrado esta semana en el Congreso de los Diputados podría definirse como el debate sobre la salvación de la coalición. 

El presidente Pedro Sánchez diseñó un discurso pensando en sí mismo, un mensaje ideado para garantizarse una ganancia de oxígeno y el arrumbamiento indirecto de Unidas Podemos y de la propia Yolanda Díaz. Gira Sánchez hacia la izquierda sin importarle si se apropia del discurso de su socio y si aleja al PSOE del centro y de su condición de partido de Estado. Los movimientos escenifican la consolidación del pacto de gobierno, sostenido en la plasmación de un ejercicio directo de influencia de Unidas Podemos sobre Sánchez, y el respaldo de sus socios parlamentarios, pero lo que fundamentalmente se logra es que el presidente obtenga la estabilidad que necesita para este tramo de la legislatura. ¿Quién gana?

Sánchez ha buscado en el debate sobre el estado de la nación un giro a la izquierda para consolidar su coalición de gobierno y el respaldo de sus socios parlamentarios

Dibuja el presidente una España sensible a los mensajes populistas y anuncia, como principal medida para frenar la inflación que sufren los hogares, un impuesto extraordinario para gravar a la banca y las empresas energéticas. Sin explicación ni detalle alguno, Sánchez asigna responsabilidades en esta crisis inflacionista ignorando la recaudación extraordinaria que la subida de los precios está concediendo al erario y el papel que continúa desempeñando el impuesto de sociedades. Lanzado el mensaje, los aludidos esperan en silencio convencidos de que poco o nada de todo esto terminará por aplicarse mientras las cotizaciones bursátiles responden con pérdidas y los pequeños accionistas observan con preocupación la evolución de sus ahorros. Sin una interlocución previa con los dos sectores señalados y ante la evidencia de que cualquier subida impositiva terminará siendo repercutida al consumidor, el debate sobre el estado de la nación se ha resuelto sin que aparezcan las necesarias y esperadas actuaciones de calado que permitan un control sobre los precios o, al menos, aquellas que garanticen un ahorro energético.

El decreto de medidas anticrisis, aprobado con la abstención del PP, no podrá por sí solo revertir la situación. Mientras Alemania recupera el carbón y Francia se aferra a las nucleares, en España, concretamente en Aragón, se percibe como una realidad que el desmantelamiento de la central de Andorra, aparte de precipitado, deja al país sin una fuente de energía que ahora se considera tan imprescindible como estratégica. Sin un plan de control energético y pareciendo olvidar que detrás de las renovables todavía debe existir un sistema convencional de generación que actúe de respaldo, las conclusiones del debate en el Congreso se muestran alejadas de las alternativas que demandan la industria y los particulares.

Un movimiento con el que busca salvar, al menos, este tramo de la legislatura

Pese a todo, Sánchez ganó más de lo esperado, algo parecido a lo que le ocurrió al PP de Alberto Núñez Feijóo, quien en silencio obtuvo el beneficio ocasionado por la renuncia del PSOE al centro. El debate descubre la estrategia de Sánchez e insufla, por contradictorio que resulte, un renovado vigor al bipartidismo al presentar a socialistas y populares como protagonistas de una contienda en la que el peso del desgaste al Gobierno procede principalmente de sus socios parlamentarios. Se acomoda Sánchez en los votos de Bildu para aprobar la ley de Memoria Democrática y señala a los radicales como socios de referencia, algo que ya ocurre en Navarra, anticipando un salto en el País Vasco que dejaría fuera de la ecuación al PNV. Los nacionalistas vascos comienzan a tomar distancia, advirtiéndole a Sánchez de que las encuestas se están moviendo. El Gobierno, en paralelo, fuerza al Consejo General de Poder Judicial (CGPJ) para que en un par de meses nombre a dos nuevos magistrados del Tribunal Constitucional. Eso sí, la renovación del CGPJ permanece atascada por la falta de acuerdo entre PSOE y PP.    

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