Por
  • Jesús Morales Arrizabalaga

Jugando a los Juegos Olímpicos

Jugando a los Juegos Olímpicos
Jugando a los Juegos Olímpicos
Heraldo

El independentismo institucional catalán ha jugado a perder. 

Otra vez. Ahora han sacrificado una posibilidad de candidatura olímpica. Porque su partida se desarrolla en otra mesa y con otras reglas. Es un juego de imágenes, de narraciones, en el que de momento no encuentran resistencia; las piezas de su partida son conceptos y palabras. Estamos preocupados por problemas cotidianos, pero debiéramos pensar también en la crisis profunda que el mismo progreso de nuestro conocimiento produce en conceptos estructurales. Uno de ellos es ‘realidad’. Damos cada vez más peso a una realidad construida sólo sobre palabras; una realidad meramente narrativa. Ese es el terreno de juego del independentismo institucional: construir mediante narraciones una realidad de nombres que se imponga sobre cualquier otra que no les resulte propicia.

Lo actuado en la precandidatura ‘Pirineus-Barcelona’ no tiene otra explicación suficiente. Juegan para perder; juegan para así invocar el "anticatalanismo". Porque si Cataluña hubiese querido una candidatura viable, tenía en su mano todo lo necesario para propiciarla. Ni una sola de sus acciones institucionales expresan una actitud leal de distribución de los eventos que articulase una propuesta aceptable por Aragón. Me recuerdan a ‘Plácido’, la demoledora película de Berlanga, y su eslogan principal: en Navidad, siente a un pobre en su mesa. Los aragoneses somos los pobres del isocarro, acogidos por caridad postiza por la pujante e industriosa burguesía de Manresa, que acepta compartir las sobras.

Si el Gobierno catalán hubiese querido que saliese adelante una candidatura olímpica viable para los Pirineos, tenía en su mano todo lo necesario para propiciarla

En cualquier caso, lo pasado pasado está. Ahora la madre de todas las falsedades y trampas argumentales es esta tesis que repiten desde Alejandro Blanco hasta Pau Gasol: Cataluña ha respetado la propuesta técnica consensuada, Aragón la ha rechazado por criterios meramente políticos. Malos, los aragoneses. Malo, Lambán. Una nueva retorsión de la narración que mantiene activa una estrategia de demolición de la muralla de la realidad, tendente a facilitar el paso de los secesionistas. Propongo que la revisemos:

1.- La invocación del carácter técnico de un documento es una trampa para sesgar la argumentación, porque socialmente estamos dando más valor a lo técnico que a lo político. Pero una propuesta sólo merece ser calificada como técnica si los criterios sobre los que se fundamenta lo son: contar como equivalentes la prueba de descenso y el curling suena a broma. Tómense en cuenta datos objetivos (licencias federativas de las distintas disciplinas, datos de audiencia de las últimas olimpiadas) y con este tipo de criterios hágase una distribución en lotes proporcionados.

2.- La contraposición ‘técnica-política’ es corrosiva. Es discurso franquista; falangista, de hecho: en la Formación del Espíritu Nacional también se señalaba a la política, los partidos y los sindicatos de clase como la causa que estuvo a punto de destruir España. Tendríamos que tener cuidado cuando arrojamos basura sobre lo político: miremos qué formaciones recurren a este tipo de argumentos y reflexionemos.

3.- Para establecer dónde se inició la ‘politización’ compárese el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña y el Boletín Oficial de Aragón de la primavera de 2021. Datos; no narraciones.

4.- No existe una "propuesta acordada". Los sujetos llamados por el COE a acordar una propuesta fueron los presidentes autonómicos; no hubo delegación de competencia. Las reuniones de técnicos no tienen rango institucional, no están reguladas; no deciden, solamente preparan las decisiones.

Responsabilizar a Aragón del fracaso es parte del juego del independentismo

5.- Y llegó Sánchez. En junio de 2021 el presidente del Gobierno asume el discurso catalán confirmando que ‘Pirineos-Barcelona’ sea la candidatura olímpica de los Juegos de Invierno de 2030". En septiembre la posición parece haber cambiado y hace declaraciones con esa firmeza impostada tan característica del presidente metamórfico: la catalanidad del nombre desaparece (ya sólo ‘candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno 2030’) y se reboza con un compromiso de igualdad, se dice que para construir una candidatura de Estado, de país (se supone que español). Sánchez mutó, la lió y se desvaneció.

6.- ¿Y si la ganancia de esta derrota es reforzar una realidad narrativa victimista, dirigida a belgas, letones y otros ociosos desnortados con vocación de héroe libertador, en que Cataluña sufre la persecución española desde el siglo XV?

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