Por sus hechos los conoceréis

Elegir
Por sus hechos los conoceréis
ISM

Por sus hechos los conoceréis". 

Esta evangélica frase debería utilizarse hoy mucho más que nunca. Vivimos en una sociedad de enormes posibilidades para dar a conocer discursos, propuestas, planes y todo lo que tiene que ver con la palabra y la imagen. A su vez, estas mismas tecnologías, que sirven de altavoz para cualquiera, también permiten recoger, grabar y difundir hechos a una velocidad inusitada y sin que ningún profesional, persona o medio sea necesario. Cualquiera podría pensar que la situación actual es ideal para poder contrastar los dichos y los hechos de forma rápida y fehaciente. Pero la realidad es que vivimos en el mundo de los ‘fake’ y a pocos parece importar.

La pandemia, entre otros muchos efectos negativos, ha supuesto también un velo informativo sobre muchas cuestiones. Nada interesaba a excepción de la evolución de la enfermedad. Dada su gravedad, es lógico y humano lo que hemos hecho. Pero algunos han considerado que este desinterés social era el mejor de los ambientes para sus fechorías. Desde antes de la pandemia conocemos casos flagrantes de acciones que son, como mínimo, auténticos abusos de la confianza depositada, cuando no fraudes de ley que todos pensaríamos punibles. Los comisionistas de material sanitario están siendo la guinda del pastel, pero ni son los únicos ni los peores. Y a todos estos desvergonzados no les faltan defensores que usan y abusan del argumento de que no hay nada judicialmente probado. Por cierto, protectores de no se sabe qué causa. Si fuera por interés personal, es posible que se entendiera, pero defender a un tercero que destroza cualquier código deontológico solo con el propósito de atacar a otro adversario es bastante incomprensible.

Deberíamos emprender un proceso de catarsis para expulsar de la vida pública a quienes se aprovechan de las circunstancias y de sus prerrogativas en su beneficio

Hace tiempo que desde estas líneas reclamo la necesidad de que emprendamos un proceso de catarsis para empezar a señalar y apartar a muchos de la escena pública española. Y debemos mirar mucho más allá de los parlamentos. Ninguno de nosotros permitiríamos que nuestros hijos se pavonearan por los medios diciendo que son víctimas cuando los indicios les señalan como culpables. Ninguno consideraríamos normal que nuestros ancestros y otros parientes abusaran de sus prerrogativas exhibiéndose en público a la espera de recibir agasajos de incondicionales. Ninguno de nosotros negaríamos que es nuestra voz la que se escucha en un audio de una inconfesable conversación. No, no lo haríamos.

Estamos siendo excesivamente laxos con algunos actos. Estamos permitiéndoles creer que gozan del favor del público, aunque realmente solo sea apatía o, algo peor, estulticia. Permitimos que estos mismos presuntos, no es cuestión de que nadie me demande por atacar la honorabilidad de unos sinvergüenzas, argumenten en los medios que alquilan o compran sobre los nobles fines de sus acciones. Incluso llegamos a repetir su discurso, porque el interfecto nos cae bien, aunque nosotros también formemos parte del grupo de engañados. Como diría un castizo, ¡poco es lo que nos pasa!

Los ciudadanos tenemos capacidad de elegir y debemos ejercerla

No hace falta hacer revoluciones, ya lo he dicho muchas veces en estas líneas. Tampoco es necesario confiar en que algo o alguien venga y ponga orden en todo este pandemonio. Nosotros solos tenemos la capacidad de reflexionar y decidir qué podemos hacer para que los que se aprovechan torticeramente de su poder no sigan beneficiándose. Podemos elegir qué comprar y qué no. Podemos decidir en qué medios informarnos y cuáles apagar. Podemos escoger si vamos a unos actos y espectáculos u otros. Podemos optar por formar parte de una red social o de ninguna. Podemos elegir libremente en los procesos electorales. Hay millones de personas en el mundo que luchan por conseguir los derechos que nosotros ya disfrutamos.

Tenemos muchas más llaves de nuestra propia vida de lo que pensamos. Solo es cuestión de atreverse y hacerlo. Lo único que nos hace falta es pensar qué contó el que nos pidió su apoyo y ver realmente qué hizo después con él. Porque, como escribió Mateo en su Evangelio, por sus hechos los conoceréis.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión